La vida de los pequeños pueblos

Marc Serena y Edu Bayer han explorado algunos pueblos pequeños de Catalunya. De 948 municipios hay un montón que tienen menos de 500 habitantes. Lo llaman la Microcatalunya. Esta información me ha hecho pensar en mis años de caminante por ámbitos rurales, no solo de Catalunya sino de diversos territorios peninsulares.

El artículo de los periodistas hace referencia a su recorrido y cita una serie de pequeños pueblos que siguen manteniendo, más o menos, unas antiguas formas de vida. En una lista anotan 45, y entre los primeros encuentro Caseres y La Pobla de Massaluca. Y de repente siento aquella pequeña conmoción que produce un recuerdo inesperado. Porque yo hice, ya hace años, una lenta y larga caminata por estos pueblos.

No he releído esos libros desde hace muchos años y ahora vuelvo a ellos para recuperar algo contra el paso del tiempo y la debilidad de la memoria. Pero los libros, a lo largo del tiempo, pueden resucitar emociones. Quizá aumentarlas. Ahora he leído y he revivido, con un pequeño escalofrío, el acento de unas palabras que me dijo la mujer de una modesta tienda de La Pobla de Massaluca: "Mi marido ya hace 19 años que murió, y ahora hace tres se me murió un hijo... Se mató con el tractor".

'OH, SUSANA'

¿Y qué recuerdo de Caseres, también en la Terra Alta? Aquel punto de expectación de cuando se llega a pie a un pueblo por una larga recta en la que no se ve a nadie. Mirando a derecha e izquierda como hacen los protagonistas de una escena de vaqueros. Es curioso, cuando avanzaba por el pueblo oía precisamente a alguien que, invisible detrás de una ventana, tocaba con una flauta 'Oh, Susana', la más típica canción del oeste, la de los vaqueros.

Dicen los dos periodistas que al llegar a un pueblo un jubilado les preguntó: "Jóvenes, ¿qué hacéis aquí?". "Estamos visitando el pueblo". "¿Solo?". No se lo creía, naturalmente. Ya lo hace poca gente eso de visitar. La única visita que no es sospechosa, quizá, es la del médico.