Editorial

Una extraña sesión en el Parlament

La comparecencia que Mas quería dedicar al 27-S acaba siendo un agrio debate sobre la financiación irregular de CDC

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La comparecencia de Artur Mas en la diputación permanente del Parlament para explicar los motivos de la convocatoria del 27-S era intempestiva por innecesaria, y todos los partidos de la oposición la habían interpretado como una operación del president para gozar de un excelente altavoz a pocos días del inicio de la campaña más trascendental de la historia contemporánea de Catalunya. Pero el registro judicial, el pasado viernes, de la sede de Convergència Democràtica de Catalunya en busca de pruebas sobre su presunta percepción de comisiones ilegales por la adjudicación de contratos de la Generalitat dio al traste con esa estrategia de lucimiento y obligó a Mas, para no ser acusado de pusilánime, a aceptar que el Parlament también debatiera sobre la corrupción en el entorno convergente. El resultado fue una sesión extraña, en la que se mezclaron la poesía de las grandes apelaciones a la dignidad de Catalunya y la prosa de  la financiación irregular de la política.

Como era previsible, fue este último el argumento casi único de la sesión, y, con distintos grados de intensidad, todos los partidos, a excepción de CDC, reprocharon  a Mas laxitud con el dinero político opaco. Como también era imaginable, el presidenty atribuyó el «espectáculo» del registro de la sede de CDC a la inminencia del 27-S. Mas usó un tono de cierta mesura y dejó la indignación para el portavoz de su partido, Jordi Turull, que llegó a decir sobre el registro: «¿Què volen aquesta gent (la Guardia Civil) Què volen aquesta gentque truquen de matinada?», estrofa de una canción de Maria del Mar Bonet que alude a un joven fallecido víctima del acoso policial bajo el franquismo. Un paralelismo excesivo y hasta estrafalario.

En sus largas intervenciones, Mas osciló entre la exhibición de las medidas que el Govern ha adoptado en favor de la transparencia -terreno en el que apenas convenció a la oposición-, la aportación de datos con los que intentar desmentir el cobro de  comisiones ilegales por CDC y  la ignorancia de detalles concretos sobre la contabilidad de partido. Con todo, lo más sorprendente que dijo el president fue que otros partidos también cobraron del grupo Teyco, y sobre todo, que los lobis efectúan donaciones en función de su afinidad con los partidos. Una afirmación inquietante que debe mover a reflexión sea cual sea el resultado del 27-S.