La clave

Rossi contra Márquez, ¡ay, ay, ay!

JUANCHO DUMALL

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La prensa italiana sacó punta la semana pasada al partido entre el Verona, en el que milita el exbarcelonista Rafael Márquez, y la Fiorentina, que cuenta con Giuseppe Rossi como una de sus estrellas. No es que un Verona-Fiorentina levante excesivas pasiones en el Calccio, no. El morbo estaba en que, por esas casualidades de la vida, el encuentro ofrecía un duelo Márquez-Rossi, paralelo al que mantienen Marc (Márquez) y Valentino (Rossi) en los circuitos de MotoGP. Lo de menos es que la Fiorentina ganara el partido (0-2) y que el marcador se abriera con un autogol del mexicano.Lo relevante es que la prensa deportiva italiana ponga el foco en un duelo que se dirimirá el próximo domingo en Cheste y que, como en las grandes ocasiones, llega cargado de pasión. La pregunta es si no nos haremos daño llevando al circuito una pugna deportiva que viene precedida de un incidente grave (un piloto que tira a otro al suelo en una curva cerrada cuando las motos van al límite) y que llega rodeado de la trompetería nacionalista de españoles contra italianos. Mal asunto.

OK Corral

Valentino Rossi es una leyenda del motociclismo que cuenta con admiradores en el mundo entero. También aquí, donde hay decenas de miles de aficionados que veneran el número 46. Marc Márquez es el heredero natural de il Dottore, porque en este deporte, como en los duelos del viejo oeste, siempre acabas encontrándote con un tipo más rápido que tú. Y hay un tercero en discordia, Jorge Lorenzo, que, con menos carisma, puede sacar tajada del duelo en OK Corral y llevarse el campeonato.

Pero falta una carrera. Y estaría bien que esa cita apasionante discurriera dentro de los -es verdad, confusos, relativos, discutibles- límites de la deportividad. Cada inclinada en una curva será un desafío al rival; cada frenada, una situación de riesgo; cada derrapaje, una lotería. Pero cuidado, estos son unos chicos que se están jugando la vida y esta es una disciplina en la que el juego sucio puede acabar en un helicóptero camino del hospital. No hagamos de la carrera un espectáculo de gladiadores ni una batalla de España contra Italia.