Pensiones e independencia

Taula estadística

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CARLES CAMPUZANO

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Se dice que la verdad es la primera víctima de la guerra; es muy obvio que no estamos en ninguna guerra, pero ciertamente el conflicto entre el Gobierno español y la mayoría de la sociedad catalana a favor del derecho a decidir demasiadas veces liquida la verdad a favor de la propaganda, hecho que no permite una discusión reflexiva e informada, que es aquello que se merecen los ciudadanos de una democracia seria.

Hace unos días, la Ministra Báñez, irrumpió a debate abierto con la afirmación que es la solidaridad de los ciudadanos del resto del Estado aquello que permite pagar las pensiones en Catalunya, explicando así que el gasto en Seguridad Social en Catalunya representará el 2013 26.700 millones de euros en prestaciones y pensiones del Ministerio de Empleo y Seguridad Social, frente a unos ingresos de cotizaciones por valor de 22.200 millones de euros. La afirmación de la Ministra no es cierta por una obviedad, basada en el carácter del sistema público y de reparto del sistema de pensiones: son las cotizaciones y los impuestos de los catalanes aquello que permite financiar las pensiones de nuestros abuelos.

Vayamos por partes

1- No deja de ser curioso que aquellos que llevan años defendiendo el concepto de "caja única" de la Seguridad Social con el fin de oponerse a la gestión de esta por parte de las Comunidades Autónomas que, como Catalunya, tienen reconocida esta competencia (artículo 165 EC), ahora apelen a la dimensión territorial del sistema. Pero ya está bien. Hasta ahora se habían negado a discutir sobre las balanzas fiscales de la Seguridad Social y negaban la legitimidad de esta discusión en la medida en que, afirmaban, el sistema no solo respondía a un principio de solidaridad intergeneracional sino también a la solidaridad intrageneracional que redistribuye la renta entre las personas. Y, desde su perspectiva, era normal que fuera así. Ahora bien, desde la perspectiva catalana este siempre ha sido un debate interesante en la medida en que nos permitía demostrar que son los territorios con salarios más altos, y por lo tanto con rentas más altas, y más ocupación aquellos que financian el gasto en pensiones de los territorios con menos gente ocupada, menos nivel de renta y más envejecidos. Tal y como indican, por ejemplo, los informes del Instituto de Estadística de Catalunya, los saldos de este sistema eran claramente favorables a Catalunya entre los años 1995-2010. Tanto es así, que ha sido el excedente de cotizaciones en Catalunya durante este periodo el que ha permitido ayudar a financiar las pensiones en tiempos de bonanza a los territorios deficitarios y son también estos excedentes los que han fornido el Fondo de Reserva de la Seguridad Social, el cual ha jugado un papel clave desde la entrada en déficit del sistema de la Seguridad Social, a partir de 2010, para garantizar el pago de pensiones de todo el Estado.

2- En la discusión sobre el gasto en Seguridad Social no creo que sea acertado incluir en el mismo paquete las pensiones (de jubilación, viudedad, orfandad, incapacidad permanente, a favor de familiares), las mutuas de accidentes de trabajo y las prestaciones del paro, tal y como hace la Ministra. Cada uno de estos sistemas responden a la cobertura de riesgos diferentes, tienen cotizaciones diferenciadas y actúan de manera distinta ante del ciclo económico. Singularmente, la destrucción de millones de sitios de trabajo supone un incremento enorme en el gasto de prestaciones de paro que los ingresos por esta contingencia de ninguna forma pueden pagar. Necesariamente desde el presupuesto del Estado se garantiza el pago de estas prestaciones. Una parte significativa del déficit público en España tiene que ver con el incremento de este gasto. Durante estos años el gasto anual en prestaciones de paro ha girado en torno a los 30.000 millones de euros, con aportaciones anuales de unos 15.000 millones de euros desde el Presupuesto del Estado. Mezclar, pues, una cosa y la otra no creo que ayude a clarificar la discusión. Y las cifras de Báñez mezclan tantas pensiones como prestaciones de paro con la intención de hinchar la dimensión del déficit, que es evidente que hay. En España y en Catalunya.

3- Si nos centramos estrictamente en las pensiones contributivas, el núcleo principal de las cuales son las pensiones de jubilación, el gasto en Catalunya previsto por este 2014 será de unos 20.000 millones de euros y los ingresos en cotizaciones rondarán alrededor de los 18.000 millones de euros. Ciertamente, tal y como ha ido pasando prácticamente desde el 2010 en el conjunto del sistema, los ingresos en cotizaciones no cubren el gasto en pensiones. En el conjunto español el déficit en 2013 fue de unos 12.000 millones de euros. Tanto en un caso como en el otro, las pensiones se han continuado pagando usando el Fondo de Reserva de la Seguridad, y no desde el resto del presupuesto como pasó durante la crisis de los 90. Ahora bien, en la medida en que este Fondo ha sido posible de manera muy significativa con los excedentes de cotización de Catalunya podemos decir que es el ahorro de los cotizantes catalanes el que está contribuyendo de forma decisiva a pagar las pensiones de todo el mundo. 

Desde este punto de vista, pero, no es menor la discusión sobre el destino de los recursos del Fondo de Reserva en una hipotética independencia. En cualquier caso esta disputa seria relevante en las negociaciones que, sobre las condiciones de la independencia se tuvieran que establecer.

4- Por otro lado, aquello que no tiene demasiada controversia es la viabilidad del sistema de pensiones público y contributivo de una Catalunya independiente. La actividad económica de Catalunya en su conjunto, y las tasas de actividad de su mercado de trabajo en concreto, junto con la relación de cotizantes/pensionistas existente hoy y en el pasado más inmediato, garantizan la fortaleza de un hipotético sistema catalán de pensiones. Sin embargo, esta circunstancia no quita que Catalunya, de la misma forma que el resto de las sociedades avanzadas, no tenga que afrontar las consecuencias que por los sistemas de protección social se derivan, fundamentalmente, de los cambios asociados a la jubilación de la generación del "baby boom" y que implican necesariamente cambios y reformas, tal y como ha pasado en toda Europa. Y de la misma manera no podemos obviar que la fortaleza financiera de un sistema de pensiones de reparto está íntimamente ligada a la evolución de la ocupación y el paro. Desde este punto de vista urge la creación de trabajo y la disminución de paro, como garantía presente y futura del sistema de pensiones.

5- Ciertamente los términos de debate varían si estamos hablando de una independencia acordada y negociada, o de un proceso marcado por la ausencia de diálogo, en este segundo caso los problemas, las incertidumbres y los riesgos son considerables, sin lugar a dudas.

Esperamos, de momento, que la inminente publicación por parte del Gobierno sobre el conjunto de las balanzas fiscales nos dé más luz en esta discusión y no dejemos que los miedos que Báñez quiere sembrar entre los jubilados catalanes crezca de manera impune.