opinión

Jordi Pujol Ferrusola y el rugbi

EDUARDO LÓPEZ ALONSO

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Jordi Pujol Ferrusola es todo un personaje. Todos lo dicen y la comparecencia en la comisión de investigación del Parlament dejó el asunto bien a la vista. No le conozco, pero hay un elemento en su biografía que me aporta una información especial sobre él y es que jugó a rugbi como talonador en unos años en los que yo mismo practicaba ese deporte. Pujol jugó en el Barça, que llegó muy alto en la competición (ganaron una copa del Rey en 1983). Tras un elemento aparentemente banal, lo cierto es que el hecho de que Jordi Pujol Ferrusola fuese un jugador de élite del primer equipo del Barça, en concreto talonador y capitán (a veces tercera ala), ofrece indicios de un carácter coherente con la imagen pública mostrada este lunes. Y además recibía más que nadie.

El talonador es un jugador sin réplica en la delantera. Para los neófitos, la delantera en rugbi es en realidad la defensa. Son los encargados de luchar cuerpo a cuerpo y en el barullo para obtener el premio del balón ovalado y que los tres cuartos gocen de esas carreras tan vistosas que ellos pocas veces pueden permitirse (en mi equipo fue tres cuartos Josep Pedrerol, para que se hagan una idea). El talonero es generalmente un tipo no muy alto y mayormente pillo, que se sostiene entre los piliers o pilares y está en el centro de la melé, cara a cara, cara con cara, con el contrario. Bien rodeado, en la melé utiliza sus pies para conservar o robar el balón tras la introducción de esté por parte del medio melé. En ese agrupamiento tras la falta, la realidad está fuera de la visión de los demás.

La melé es un mundo privado generalmente ordenado pero que en ocasiones requiere de artes oscuras para doblegar al contrario. Una práctica ilegal suele ser dejar el brazo por dentro y atizar al homónimo del otro equipo, aunque suele ser detectada por el árbitro ante el sonoro plaf plaf del impacto del puño en la cara del talonero contrario. En otros casos, es la pierna la que se bambolea y los tacos impactan en las cabezas de los segundas líneas contrarios. Es muy práctico para debilitar el empuje de la delantera contraria. Son malas artes que solo en circunstancias puntuales son necesarias si la cosa está ajustada en el marcador. El talonador se apoya en los pilares lo justo para efectuar su hábil maniobra, aunque en ocasiones también empuja apoyando el trasero en los segundas líneas. Un tipo duro entre gigantes, el pequeño que manda a los grandotes, un líder generalmente en la sombra. Las dotes de mando y estrategia del talonador se plasman también en otros lances del juego como las touch. El jugador líder de la melé es el encargado de los lanzamientos desde la banda, momento importante para el ataque, por el exterior o el interior. Reparte juego. En rugbi la batalla amistosa manda, no tanto el honor como suele pensarse, y el pequeño pero matón talonero tiene momentos de protagonismo. Vale casi todo en el campo si no se detecta y las guarrerías se olvidan al final del partido aplaudiendo al contrario y tomando unas birras con él.

El rugbi une mucho. Quizá por eso uno de los colegas de Pujol fue Sergi Loughney, uno de los mejores de su equipo y de ese momento del rugbi catalán. Loughney fue durante años responsable de relaciones institucionales de la Generalitat, un hombre de confianza del Honorable, por mediación de Jordi, dicen. Dicen que hace unas semanas hubo un encuentro privado en el Pub Kitty's, que regenta Loughney en la zona alta de Barcelona, y en el que participaron el teniente general Ricardo Álvarez-Espejo, el general de la Guardia Civil Ángel Gozalo, el fiscal jefe de Catalunya, José María Romero de Tejada, el consejero autonómico Felip Puig, varios empresarios y otros políticos (de Ciudadanos, el PP y el PSC). Eso explica Pablo Planas en Libertad Digital. Supongo que era el momento de la cerveza. O eso dicen.