Opinión | Editorial

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Ley y transparencia

La opinión del diario se expresa solo en los editoriales. Los artículos exponen posturas personales.

Dentro de la iniciativaEntre todos,y después de las aportaciones de los internautas, EL PERIÓDICO ha organizado esta semana un debate entre expertos en leyes y sistemas electorales para contribuir a la ineludible -lleva 30 años de retraso- elaboración de un nuevo texto que regule las elecciones en Catalunya.

Los expertos coinciden en que un sistema a la alemana -con una lista proporcional que elegiría unos 85 diputados y otra por circunscripciones con un único diputado, de la que saldrían los 50 escaños restantes- sería adecuado, siempre que se establecieran correcciones, ya que la distribución de la población en Alemania es mucho más homogénea que en Catalunya, por lo que habría que tener en cuenta de algún modo los territorios más despoblados. Este método es el que han empezado a discutir los dos grandes partidos catalanes, CiU y el PSC, pero de una manera oscurantista, nada transparente, lo que los especialistas critican con toda la razón. Es una mala manera de empezar, igual que otras veces en que se ha hecho creer que los partidos querían aprobar una nueva ley electoral siempre ha habido una mala manera de acabar, es decir, todo ha quedado en nada.

La transparencia no es una cuestión anecdótica porque otra de las ideas que sobresale del debate es que no es suficiente con cambiar el modo de escrutinio para tener una ley electoral presentable. Es necesario cambiar otras cosas, como incrementar la transparencia y el grado de participación del elector o impedir que los imputados figuren en las listas, reivindicaciones que defiende el movimiento de los indignados. La posibilidad de celebrar referendos a la italiana o a la suiza es una de las formas de aumentar la participación que goza de amplio consenso entre los participantes en el debate.

La polémica cuestión de las listas abiertas o desbloqueadas suscita más controversia porque puede ser una forma de que se cuelen invitados no deseados ni deseables. Es más decisivo, para rebajar el poder de las cúpulas de los partidos, que los electores puedan optar por el voto preferente, es decir, que puedan ordenar a los candidatos, aceptar a unos y rechazar a otros. El debate está abierto y esperamos que esta vez sea para bien.