Editorial

Lamentable inmovilismo en la FIFA

Blatter sigue, contra viento y marea, y ha hecho oídos sordos a todas las voces que pedían su dimisión por un caso que ha llegado a la política internacional

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Atado y bien atado lo tenía Joseph Blatter para salir reelegido para un quinto mandato como presidente de la FIFA. Ni el escándalo destapado esta misma semana por el Departamento de Justicia de Estados Unidos, sobre una trama corrupta con altos dirigentes del organismo, ha variado el guion. Un total de 133 federaciones dieron su apoyo al rector del fútbol mundial desde hace 17 años, mientras 73 se inclinaron por el príncipe jordano Ali Bin Al-Hussein. No llegó el dirigente suizo a los 140 apoyos necesarios para sentenciar en la primera vuelta, pero la retirada de su oponente evitó otra votación. Si en el 2011 obtuvo el 91% de respaldo, ahora ha recibido un lógico, pero insuficiente, voto de castigo personificado en la UEFA que comanda Michel Platini.

Blatter sigue, contra viento y marea, y ha hecho oídos sordos a las numerosas y diversas voces que pedían su dimisión por un caso que ha llegado a la política internacional. Así, Putin ha visto la mano de EEUU en las sospechas sobre la polémica concesión a Rusia del Mundial-2018. Por muchas buenas intenciones que haya pregonado en las últimas horas, no es el hombre indicado para una refundación de la FIFA, aunque solo sea por su incapacidad para vigilar a su entorno o incluso por su edad (79 años). La regeneración de la poderosa federación deberá llegar desde fuera, probablemente con la presión de los patrocinadores de la Copa del Mundo que no quieran seguir salpicados por corruptelas económicas o arbitrajes irregulares.