VIAJE A LA ANTÁRTIDA (14)

La imagen que vuelve

¿Alguien ha visto la base?

¿Alguien ha visto la base? / periodico

ALBERT SOLÉ

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Si alguien quiere alguna vez vengarse de mí por algún motivo (siempre injusto, por supuesto), no tiene más que tararearme una estrofa de algunacanción pegadiza, a sabiendas de que no me la podré sacar de la cabeza durante días, haga lo que haga. Así son de obsesivos mis recuerdos.

Hace ya una semana que hemos regresado de laAntártida, una semana para recuperar la normalidad y recordar queEinstein tenía razón y que el tiempo puede tener longitudes distintas. En este caso corre de manera distinta según se trate de tiempo de viaje o tiempo de casa. Abro cartas, caliento el nido y empiezo a poner orden al caudal defotos (varios miles) y de horas de rodaje que nos hemos traído de laAntártida. Después de 2 días pasados en el horno deBuenos Aires (35 grados y yo con la maleta llena de anoraks, guantes y polares) hemos regresado alfrío y de alguna manera securizanteinvierno.

Por algún motivo cada vez me identifico más con los paisajes fríos. Quizá es porque guardo en la memoria lejana e inconsciente mis orígenes de nieve. Según me contaban mis padres, allí enBucarest, donde nací, las guarderías sacaban a los bebés al aire libre con20 grados bajo cero de acuerdo a la más que discutible teoría de que lo que no mata curte. Quizá es porque mi padre me contaba cómo me llevaba a cuello, caminando, por el nevado invierno rumano en plena avenidaAviatorilur, quizá porque algunos de los paisajes más hermosos que he contemplado en mi vida están relacionados con la nieve, el caso es que me gusta ese silencio, me tranquiliza la quietud del blanco. Y aquí, consciente e inconsciente se funden en mi memoria.

Algunas de las imágenes que he contemplado estos días en laAntártida me vuelven una vez y otra machaconamente, como unacanción pegadiza. He seleccionado algunas de las fotos que conforman ya para siempre mi imaginario antártico.

Será una buena manera de cerrar este blog y de agradecer la paciencia a quienes me han ayudado a hacerlo y a quienes lo han leído. Agradecer a Hans sus estupendas fotos. Tengo que decir que he descubierto una buena manera de compartir las emociones del viaje.

Prometo seguir contando experiencias vividas en los diez años que llevo de un lado para otro rodando documentales. En mi memoria, agolpándose codo a codo junto a las de la Antártida y necesitando salir con fuerza, imágenes de guerras, perfiles duros, imágenes de esperanza, imágenes preciosas, de pacto, de tragedia, de ilusión y de superación, imágenes que vuelven y volverán hasta que no las comparta...

Pronto abriremos un nuevo blog. Nos vemos ahí. Besos y abrazos.

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