EDITORIAL

La falta de becas de comedor en la ESO

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La protección y ayuda a personas en riesgo de exclusión social obliga a estar en constante alerta ante las situaciones de alarma, y más en estos tiempos aciagos en que los índices de pobreza familiar se han disparado. Así ocurre en Catalunya con muchos estudiantes de secundaria que se han quedado sin becas de comedor en sus centros, lo que ha puesto en peligro que tengan una alimentación equilibrada. Las cifras dejan sobre la mesa el problema. De las más de 65.000 becas de comedor de la Conselleria d'Ensenyament para el curso 2014-2015, solo 2.500 han ido a parar a alumnos de ESO. Además, la implantación de la jornada intensiva en muchos centros ha agravado el tema ya que han cerrado el servicio.

La constatación del problema ha llevado a tejer una red de asistencia con la participación de instituciones y oenegés. Al lado de la ayuda de Cáritas y Cruz Roja trabajan asistentes sociales del Ayuntamiento de Barcelona y los departamentos de Benestar Social y Ensenyament de la Generalitat. Todas las partes implicadas coinciden, lógicamente, en que lo conveniente sería que estos alumnos de familias de escasos ingresos pudieran comer en su casa. Pero al no tener recursos un seguimiento de su situación permite que puedan acudir a otros institutos o colegios de primaria. Es tan buena salida como lo sería una revisión al alza de la Generalitat de  esas becas, de manera que estos adolescentes, en una etapa clave en la orientación de su vida, no fueran víctimas de los recortes.