Pequeño observatorio

Bárcenas y su inundación

JOSEP MARIA ESPINÀS

Por qué confiar en El PeriódicoPor qué confiar en El Periódico Por qué confiar en El Periódico

Luis Bárcenas ha reclamado al PP la cantidad de unos 900.000 euros con el motivo de despido improcedente. La cantidad de casi un millón de euros impresiona bastante. Esto quiere decir qué cantidad ingresaba durante el tiempo que ejerció su cargo, porque no se pide una compensación tan extraordinaria si se ha estado cobrando una cantidad más discreta. Y me sabe muy mal que no se haga saber cuáles eran sus ingresos habituales.

Añadamos que la secretaria general del partido, la señora María Dolores de Cospedal, ha explicado que el extesorero ya había recibido una «indemnización en diferido», y no pequeña: 719.502 euros. Y si no se documentó es porque él era un «caballero» y todo ello se trataba como un pacto de «buena fe».

Qué mal me sabe que a mí no me hayan abonado una nómina de este volumen «por error administrativo». Teniendo en cuenta que los ingresos de cualquier ciudadano deben de ser declarados, y examinados atentamente, el beneficiario de un error tan monumental debe ser por fuerza un hombre muy afortunado. Quizá sea premonitorio el apellido de este señor Bárcenas. Porque en castellano una bárcena es un campo inundado, y el diccionario no especifica que una bárcena deba ser una inundación de agua. Podría ser, también, una inundación de dinero.

Hay nombres y apellidos que no encajan con la persona que los lleva. El señor Modesto puede ser perfectamente un vanidoso. El señor Delgado tiene perfecto derecho a ser gordo. Una gran pecadora se puede llamar Virtudes. Un Carner puede ser vegetariano. Y he conocido un Guerrero que era absolutamente pacífico. El señor Bárcenas era fiel a su apellido, con el matiz de que la inundación no era de agua, sino de dinero. Tengo la suerte de que mis apellidos no me traicionan. Espinàs es el nombre de una madre de Dios, en el Rosellón, que tiene en los pies zarzas de espinas. Y el segundo apellido, Massip o Macip, significa aprendiz. Me ha gustado siempre serlo.

¿Bárcenas? Nunca me ha gustado inundar, ni que me inunden.