GEOMETRÍA VARIABLE

Cuando ERC marca territorio propio

La polémica del IRPF es la punta del iceberg: Junqueras no admite un papel secundario

El jefe del Govern, Carles Puigdemont, con el vicepresidente, Oriol Junqueras, ayer, en el Parlament.

El jefe del Govern, Carles Puigdemont, con el vicepresidente, Oriol Junqueras, ayer, en el Parlament.

JOAN TAPIA

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Bueno, se decía que el gran obstáculo para los presupuestos de la Generalitat sería lograr el siempre complicado acuerdo con la CUP, pero ahora resulta que dentro de Junts pel Sí, entre CDC y ERC también hay batalla. La semana pasada, el 'conseller' de Economia (y vicepresidente y líder de ERC) ya lanzó con cierta vaguedad la idea de una discreta subida del IRPF a las rentas altas. Luego, el secretario de Economia, Pere Aragonès, con un protagonismo técnico-político creciente, concreto más: descenso del IRPF para que los que ingresan menos de 17.000 euros (que pagan más que en el resto de España) y revisión al alza para los que ganan más de 100.000.

El objetivo sería cumplir con la resolución del reciente pleno sobre la pobreza (más justicia fiscal) y facilitar así la aprobación de los presupuestos con el apoyo de la CUP o de otros partidos de izquierda, como el PSC o Catalunya Sí que es Pot. Y Aragonès argumenta que dada la penuria de ingresos --y los recursos de Madrid contra la creación de otros impuestos--, ese objetivo solo se puede lograr con una subida moderada del IRPF a los más favorecidos. Y es cierto que hoy el IRPF pierde la progresividad a partir de una renta media-alta.

Pero lo raro de la propuesta es que se lanzara a la opinión pública antes de consensuarla en el seno del Ejecutivo. En el pasado, CDC lo hacía sin recato, pero entonces no había Govern de coalición, sino pacto de legislatura. En CDC sospecharon desde el primer momento que ERC pretendía enarbolar la bandera del progresismo fiscal y, alarmados por las encuestas --la última, la de EL PERIÓDICO del pasado viernes que daba a ERC el doble de votos que CDC en unas autonómicas--, decidieron contratacar.

Primero Neus Munté, de forma discreta, y luego Francesc Homs, que volverá a encabezar la lista al Congreso, con contundencia: CDC se opone a la subida de impuestos y cree más en la creación de riqueza que en el subsidio.

De hecho, al ir en listas separadas al Congreso --y ya se ve que, con casi total seguridad, también a las próximas catalanas--, tanto ERC como CDC se ven forzadas a marcar perfil propio y a cultivar sus diferentes electorados respectivos. El último barómetro del CIS dice que en Catalunya y en una escala de 1 a 10 (donde 1 es la extrema izquierda y 10 la extrema derecha), los electores sitúan a ERC en el 3,05, bastante a la izquierda del PSOE (4,52), mientras que colocan a CDC en el 6,45, a la derecha de los socialistas y prácticamente junto a Ciutadans. Por eso CDC ha decidido que también debe marcar territorio, y el martes, el propio Carles Puigdemont afirmó de forma taxativa que el Govern no contempla el escenario de una subida del IRPF. ¿Sin pactarlo con Junqueras?

Y para certificar que estamos en campaña, la defensa de la posición de Pere Aragonès corrió este miércoles a cargo, en este periódico, no de un técnico fiscalista, sino de Gabriel Rufián y Joan Tardá. A Francesc Homs, candidato de CDC a Madrid, le contesta el tándem de ERC a las elecciones españolas en un artículo inteligente y muy medido. Y es que ERC no solo quiere marcar perfil propio frente a CDC, sino que aspira a más: a disputar al PSC la bandera de la izquierda responsable, y a ganar el 26-J a Een Comú Podem (la coalición de Podemos-Ada Colau) que fue la primera lista el 20-D.

Los mediocres resultados de la alianza CDC-ERC impuesta por Artur Mas el pasado 27-S (un 39,5% de los votos, lejos de la mayoría 'aclaparadora' y que agrandó el espacio electoral de la CUP) han decidido a ERC a uniformarse como el hegemónico partido de la independencia con un alma marcadamente de izquierdas. Y esta actitud 'insumisa' de ERC obliga a CDC a resituarse con rapidez y contundencia.