LA GENERALITAT DEPOSITA EN MONTJUÏC EL MURAL DE LA ANTIGUA SEDE DE IBM

Miró entra en el MNAC

El museo incluye en su colección la primera obra importante del artista

NATÀLIA FARRÉ / Barcelona

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A mediados de los 50, el historiador y arqueólogo Frederic-Pau Verrié donó una aguada de Joan Miró al Museu d'Art Modern. Y en el 2011 el Ministerio de Cultura depositó en el Museu Nacional d'Art de Catalunya (MNAC) un colaje del autor de las Constelaciones que recibió a través de la fórmula de la dación en pago de impuestos. Hasta ahora los dos dibujos eran las dos únicas piezas que el centro de Montjuïc custodiaba del que se considera uno de los artistas catalanes más grandes e internacionalmente reconocidos. Pero desde ayer el MNAC «es más museo y más nacional», según su presidente, Miquel Roca. La máxima obedece a la entrada de un nuevo inquilino en el centro: un mural de cerámica realizado por Miró y el ceramista Joan Gardy Artigas en 1978. La pieza preside la Sala de la Cúpula, cuyo nombre, más popular que oficial, podría cambiar en el futuro por el de Sala Miró. La importancia de la obra y sus grandes dimensiones (2,80 x 8,72 metros) lo merecen.

La llegada del mural a la pinacoteca es una consecuencia de la vicisitudes económicas actuales. Pues la pieza presidía el vestíbulo de la Conselleria d'Ensenyament -la antigua sede de IBM en la Via Augusta-, edificio hasta hace poco propiedad de la Generalitat y ahora en manos de un fondo inmobiliario del grupo asegurador AXA que compró el inmueble pero dejó la pieza en manos de la Administración. Esta la ha cedido en depósito al MNAC.

El origen del mural se remonta a 1978, cuando la multinacional IBM encargó el edificio a José Antonio Coderch y el arte a Miró. El arquitecto no llegó a firmar el proyecto por desacuerdos con los clientes; el artista sí firmó su obra aunque la leyenda apunta también a un cierto conflicto. Miró no quería nada delante del mural, pero IBM insistió en situar un mostrador. El artista optó por partir la pieza horizontalmente con una línea negra y no dibujar nada en la zona que debía quedar oculta.

406 BALDOSAS Y UN HORNO DE LEÑA  / Nada de eso comentó ayer Joan Gardy Artigas, coautor con Miró del mural y de otra veintena más, pero sí tuvo un recuerdo para el genio, a quien calificó de «adorable», y para los ratos que pasaron juntos: «Era un privilegio tener al maestro en casa».

Miró y Gardy Artigas tardaron seis meses en realizar la pieza formada por 406 baldosas de gres refractario que el ceramista coció una a una en un horno de leña a la manera tradicional. Los dos intervinieron en el montaje original, y el ceramista ha sido fundamental para completar con éxito el traslado a su ubicación actual en el MNAC: «Queda bien y cumple con la función de que lo vea el público. A Miró le gustaría mucho», concluyó.