Harry Potter: magia en escena

Jamie Parker, en el papel de Harry Potter en los ensatyos de 'Harry Potter and the cursed child'

Jamie Parker, en el papel de Harry Potter en los ensatyos de 'Harry Potter and the cursed child' / MANUEL HARLAN

ENRIQUE DE HÉRIZ / LONDRES

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La séptima y, hasta ahora, última entrega de la serie de Harry Potter terminaba con la frase: "No había nada de qué preocuparse". La escena tenía lugar en el mítico andén nueve y tres cuartos, de donde parte misteriosamente el tren que lleva a Hogwarts, la escuela de magia. Pero Harry no va a tomar ese tren. Solo está allí para acompañar a su hijo Albus Severus, que acude a Hogwarts por primera vez, con los nervios propios de cualquier crío que se estrena en la disciplina escolar. El ambiente parece feliz y el narrador nos anuncia que hace ya 19 años que a Harry no le duele la cicatriz de la frente, esa marca que le dejó su primer encuentro con Voldemort.

Con esa misma escena se abrirá el telón esta noche de sábado para la primera representación oficial de 'Harry Potter and the cursed child' en el Palace Theater del West End de Londres. Si entre el público hay alguien que no sea un estricto fan de la serie (cosa difícil: los potterianos se apresuraron a comprar entradas para llenar el teatro como mínimo los próximos dos años), cabe la posibilidad de que espere ese inicio arrugando la nariz. "¿Harry Potter en teatro? ¿Y dicen que es el octavo libro, pero no es una novela?" Sería una suspicacia legítima, pero poco duradera. La solvencia con que arranca la obra se lleva por delante cualquier desconfianza.

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El cásting es magnífico y no solo por la calidad de las intrepretaciones, que en un estreno de estas dimensiones casi se da por hecha, sino por su verosimilitud: pisa el escenario Harry con 40 años y todo el público se cree que es Harry. Lo mismo ocurre con todos los principales. También el ritmo contribuye a desarmar cualquier desconfianza previa. Estamos hablando de una obra dividida en dos partes de tres horas cada una: los asistentes habrán comprado entradas para dos representaciones que podrán ver en doble sesión de un mismo día, o en días alternos. Son seis horas de puro teatro, cientos de sucesos narrados por medio de la palabra a partir de una paradoja fascinante: el texto avanza la historia con una arquitectura compleja, sofisticada, con tantas idas y vueltas como haga falta; y sin embargo, el ritmo es brutal, una pulsación continua que impide el menor despiste.

UNA AUTORÍA RECONOCIBLE

A medida que avanza la representación se va agigantando la figura de J. K. Rowling porque su autoría es claramente reconocible: los temas son 'marca de la casa', con los conflictos de la infancia y la adolescencia (tanto internos, como intergeneracionales) puestos en un luminoso primer plano. El público (que participa activamente y ríe, exclama y se emociona con frecuencia) quisiera poder intervenir, proteger a esos hijos en su aventura, aunque, como en la vida real, sabe que solo triunfarán si se adueñan de su destino. El sentido del humor es claramente británico, en su variante Rowling: están presentes en todo momento los guiños propios de la obra, los comentarios cruzados, los nombres hilarantes...

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En el entreacto se reparten entre el público unas chapas con la leyenda 'Keep the secrets', en busca de una complicidad 'anti spoliers' que los fans de Rowling han respetado en entregas anteriores. En este caso, el factor sorpresa tiene una importancia absoluta a la hora de mantener al público al borde del asiento. En función de esa complicidad (debida no tanto a Rowling, como a su público), no vamos a reventar aquí el argumento de la obra, pero sí cabe adelantar algunos datos: los verdaderos protagonistas son Albus y Scorpius (hijos, respectivamente de Harry Potter y de Draco Malfoy) el argumento se desenvuelve en torno a la posibilidad de que los actos nacidos de las mejores intenciones tengan las más terribles consecuencias y se adentra en la idea de que nadie puede hacerse responsable de los destinos ajenos. Quizá por eso la versión española del título, 'Harry Potter y el legado maldito', 'Harry Potter i el llegat maleït', ponen el acento en una noción colectiva: todos los protagonistas forman parte de un linaje que podría conllevar alguna maldición. Vamos a añadir, a modo de guiño para iniciados, que la línea temporal es muy flexible y que a Harry le va a doler la cicatriz.

EL OCTAVO LIBRO

El octavo libro de Harry Potter tiene forma de texto teatral, pero su lectura funcionará exactamente como una novela. La puesta en escena justifica la figuración de esos otros dos nombres (John Tiffany y Jack Thorne; escenografía y dramaturgia, respectivamente) en cabecera de cartel porque es en sí misma una obra de arte y de ingeniería espléndida. El público agradecerá el esfuerzo puesto en dotar a esta obra de identidad propia. 'Harry Potter y el legado maldito' no quiere competir con las versiones cinematográficas de la serie, no busca otra grandeza que no sea la propia del teatro.

Como no podía ser de otra manera, a lo largo de la representación se suceden los trucos de magia, pero en su mayor parte están resueltos de manera sencilla, prácticamente artesanal, incluso en los momentos más espectaculares. Convertir el escenario en un lago que el público ve en toda su verticalidad tiene mérito, pero hacerlo por medios estrictamente mecánicos, sin recurrir a efectos especiales de orden digital, se vuelve asombroso. El truco que permite a los dementores sobrevolar el escenario lo practicaban ya los magos de la era victorana.

En plena sacudida del 'brexit', uno sale del teatro con la sospecha de que Europa pierde, extirpada la rama británica, una grandísima parte de su capacidad de producir cultura de masas con estética e identidad propias; nadie como ellos para entender que el primer requisito para estar a la altura de Hollywood es no imitar a Hollywood.

'Harry Potter y el legado maldito' no es una obra infantil. Sin duda, esta noche habrá niños en el teatro, vestidos con el disfraz y con toda la parafernalia, pero se trata de un texto para adultos, probablemente los mismos que han crecido leyendo toda la serie. Es difícil calcular cuántos son, pero si son los millones de personas que cabe sospechar, estaríamos hablando de una obra que, por méritos propios, acabará compitiendo en número de representaciones con grandes clásicos del West End como 'El fantasma de la ópera'.

{"zeta-legacy-despiece-horizontal":{"title":"Y EN NOVIEMBRE, EL CINE","text":"Pero la factor\u00eda Harry Potter no parar\u00e1. El pasado fin de semana, en la Comic-Con\u00a0de\u00a0San Diego\u00a0se difundi\u00f3 un nuevo tr\u00e1iler de\u00a0'Animales fant\u00e1sticos y d\u00f3nde encontrarlos', la pel\u00edcula del universo creado por\u00a0J. K. Rowling\u00a0que se estrenar\u00e1 en noviembre. Y que, por supuesto, tambi\u00e9n tendr\u00e1 detr\u00e1s un nuevo libro, a pesar de que ya est\u00e1\u00a0basada en un t\u00edtulo menor de Rowling publicado en\u00a0el a\u00f1o 2001. En esta cinta, el rastreador de animales fant\u00e1sticos Newt Scamander, que escribi\u00f3 uno de los libros de texto que aparecen en los las novelas de 'Harry Potter', hace escala en el Nuevo York de los a\u00f1os 30. Teniendo en cuenta que el libro original de Rowling no es m\u00e1s que un cat\u00e1logo de los 75 animales m\u00e1gicos localizados por Scamander en sus viajes a lo largo del mundo, es de esperar un \u2018to be continued\u2019 como una casa.\u00a0ERNEST AL\u00d3S"}}