Elecciones en Catalunya

Los partidos catalanes fían el 12-M a la movilización de los indecisos ante el riesgo de bloqueo

Últimas noticias de las elecciones en Catalunya, en directo

Así están las encuestas de las elecciones en Catalunya 2024

¿Dónde estaban el 1-O los candidatos al 12-M? ¿Qué papel jugaron aquel día?

Salvador Illa, Pere Aragonès, Carles Puigdemont, Ignacio Garriga, Laia Estrada, Jéssica Albiach, Carlos Carrizosa y Alejandro Fernández los candidatos a la presidencia de la Generalitat en el inicio de campaña electoral

Salvador Illa, Pere Aragonès, Carles Puigdemont, Ignacio Garriga, Laia Estrada, Jéssica Albiach, Carlos Carrizosa y Alejandro Fernández los candidatos a la presidencia de la Generalitat en el inicio de campaña electoral

Sara González / Quim Bertomeu / Carlota Camps / Gabriel Ubieto / Gisela Boada

Por qué confiar en El PeriódicoPor qué confiar en El Periódico Por qué confiar en El Periódico

La campaña electoral de las elecciones catalanas ha llegado este viernes a su fin. 15 días que arrancaron sacudidos por el amago de dimisión de Pedro Sánchez, y que acaban con todos los partidos confiando en un último empuje a través de la gran bolsa de indecisos que detectan las encuestas. Si no hay una gran sorpresa, Salvador Illa ganará los comicios, pero no tendrá garantizada la presidencia de la Generalitat. Tocará negociar. Lo único seguro es que el 12 de mayo alumbrará un Parlament fragmentado que obligará a abrir un largo periodo de negociación en el que nadie se atreve a descartar un horizonte de repetición electoral. Si alguien quería emoción, la política catalana nunca defrauda. Así ha sido la campaña y esto es lo que se juega cada partido:

Illa sale a ganar, ¿y gobernar?

Illa sale a ganar, ¿y gobernar?

Salvador Illa sonríe en la ‘photo finish’ de su campaña: no hay sondeo que no pronostique que va a ganar. Lo que le mantiene en vilo es si será con suficiente ventaja como para lograr la presidencia de la Generalitat, hito para el que también requerirá un pacto que se antoja muy complejo. El primer paso: acercarse en la votación del domingo a los 40 diputados -las horquillas de las encuestas lo ven factible- y el millón de votos que rebasó en los comicios generales del 23 de julio.

El PSC tuvo un arranque de la carrera electoral de vértigo con el paréntesis de Pedro Sánchez para decidir si continuaba o no al frente de la Moncloa. Una inyección emocional para su militancia tan inesperada como convertida después en palanca electoral. Una vez las aguas volvieron a su cauce, Illa ha combinado su discurso centrado en la gestión y la gobernabilidad, terreno en el que se siente más cómodo, con el acicate de vencer a la "máquina de fango" de la derecha que enarbola el presidente del Gobierno. Con este argumento que estataliza parte de su campaña y arropado tanto por Sánchez como por José Luis Rodríguez Zapatero, se busca levantar al votante que se moviliza en las generales, pero no en las catalanas.

El órdago del líder del PSOE ha sido el principal sobresalto para un candidato que procura no salir nunca del carril, y así ha sido en todo lo que él dependía, más allá de la polémica aislada por el exabrupto del sindicalista Matías Carnero contra Carles Puigdemont.

Aragonès confía en resistir

Aragonès confía en resistir

ERC ha tenido que lidiar con una campaña complicada desde el minuto uno. Primero porque el paréntesis de Sánchez copó todo el protagonismo al inicio y, luego, por el goteo constante de sondeos que le pronostican un retroceso. Ante este escenario, los republicanos han intentado revolverse contra las encuestas y apelar a los indecisos para una remontada final. Una remontada que, si no les permite revalidar la Generalitat, al menos les permita salir de la noche electoral con los menos daños posibles. El president Aragonès ha cerrado campaña desde Tarragona con un mensaje de optimismo y pidiendo "concentrar" el voto de izquierdas y el voto independentista en su candidatura.

La oferta de Aragonès ha sido clara: mantener vivo el 'procés' a través de la demanda de un referéndum pactado, pero sin olvidar la justicia social. Unas políticas sociales que quiere reforzar a través de una mejora de la financiación. Los republicanos tienen difícil revalidar la presidencia, pero podrían tener la llave para desencallar la próxima legislatura. Un premio de consolación que tendrán que gestionar en medio de otra campaña electoral, la de las elecciones europeas. Una prueba de fuego para el 'junquerismo'.

Puigdemont sueña con dar la campanada

Puigdemont sueña con dar la campanada

A pesar de que todas las encuestas apuntan a una victoria socialista, Puigdemont espera "dar la campanada" el domingo. Al igual que no se pronosticaba el triunfo de Xavier Trias en Barcelona, alegan los posconvergentes, tampoco se detecta ahora el de Puigdemont en Catalunya, pero eso no implica que no pueda conseguirlo, aducen, blandiendo sondeos internos.

Sorteando el cuerpo a cuerpo con ERC a lo largo de toda la campaña, aunque sí ha deslizado alusiones veladas, Puigdemont ha tratado de enmarcar las elecciones en un duelo entre él e Illa, incluso poniendo a Sánchez bajo en escena para ningunear al candidato socialista.

Puigdemont ha transcurrido por una campaña sin riesgos. Y más que grandes promesas o discursos estridentes, su quincena ha destacado por la amplia movilización diaria de simpatizantes hasta Argelers, que en suma alcanza las 15.000 personas desplazadas hasta el sur de Francia para escucharle.

Así, con altas dosis de épica y apelando a un "regreso victorioso" de Puigdemont, Junts espera un resultado que permita al expresident retomar el mando de la Generalitat. Hay varios factores que escapan de su control, como el hecho de que haya mayoría independentista sin contar con la extrema derecha de Aliança Catalana; que rehagan los puentes con ERC para repetir el Govern y, sobre todo, que Illa no consiga los apoyos para un tripartito de izquierdas que les dejaría en la oposición.

Garriga aguanta el pulso a Fernández

Garriga aguanta el pulso a Fernández

Con una campaña basada en los grandes 'hits' de la extrema derecha -inseguridad e inmigración-, y como siempre tutelada por el partido a nivel estatal, Vox tiene el objetivo de retener los 11 diputados con los que irrumpieron en 2021 y mantener el liderazgo del ala más dura contra la independencia. El candidato Ignacio Garriga ha tratado de mantener a su electorado vinculando la inmigración con la delincuencia, y cargando contra las políticas feministas, pero el PP acecha, incluso calcando algún lema de su discurso, para adelantarles en el escrutinio.

Estrada aspira a condicionar un Govern independentista

Estrada aspira a condicionar un Govern independentista

La CUP arrancó la campaña con el objetivo de lograr la fuerza suficiente para tratar que el próximo Govern mire lo menos posible a Madrid. Parte de las encuestas abren la puerta a reeditar una mayoría independentista en el Parlament, si bien durante estos últimos días la lista liderada por Laura Estrada ha ido cerrando la puerta a un potencial acuerdo para hacer –de manera activa- president de la Generalitat a quien lidera según las encuestas ese espacio independentista: Puigdemont. El viraje hacia posiciones más conservadoras en lo económico de la posconvergencia -que rescató a los expresidents Pujol y Mas en campaña- complica la entrada de la CUP en ecuaciones de pactos y los anticapitalistas aspiran a retener los nueve diputados que obtuvieron en los comicios de 2021. 

Albiach teme al fantasma de Barcelona

Albiach teme al fantasma de Barcelona

A diferencia de otros partidos, los Comuns han sido meridianamente claros con sus objetivos en estas elecciones. Obtener los máximos votos para poder entrar a gobernar con el PSC desde la máxima posición de fuerzas. Lo que no implica tanto retener o mejorar los ocho diputados que obtuvieron en los pasados comicios, sino que estos permitan decantar la complicada gobernabilidad hacia Illa.

Sin embargo, que este vaya apelando a un Govern "transversal" -sin renegar del todo de Junts- ha ido azuzando el fantasma de la alcaldía de Barcelona. Y es que los morados temen que Illa plantee un Govern en minoría, pero en solitario y que les vete, de manera más o menos activa, la entrada al Consell Executiu que tanto ansían para, desde el mismo, poder vender conquistas sociales. Han hecho del Hard Rock su enseña de campaña y la gran línea roja para con los socialistas.

Carrizosa teme desapecer

Carrizosa teme desapecer

Cs se juega la representación en el Parlament. Su campaña ha estado marcada por la desaparición que le otorgan las encuestas y la lucha constante por hacerse un hueco entre el electorado constitucionalista. El candidato, Carlos Carrizosa, ha jugado todas las cartas que tenía a su alcance y que le habían funcionado en las épocas más convulsas del 'procés': vídeos en los que muestra su lado más personal, recursos judiciales y administrativos contra los independentistas y mano dura para evitar que el PP se quede con lo que queda de su bolsa de votantes.

Fernández aspira al cuarto puesto

Fernández aspira al cuarto puesto

El optimismo que se respiraba en el PP al inicio de la campaña ha ido menguando al ver que Vox se mantenía en el cuarto puesto en las encuestas. Su reto es conseguir el 'sorpasso' a la extrema derecha y multiplicar sus tres escaños con el fin de que sean decisivos para el futuro Govern. El candidato, Alejandro Fernández, se ha ofrecido como la “única” opción para dar carpetazo al ‘procés’, tratando de capitalizar el voto contra la amnistía para recuperar los votos que se fugaron a Cs y Vox; con el espaldarazo de un Alberto Núñez Feijóo centrado en el relato contra la inmigración ilegal, incluso emulando el lema de la ultraderecha al pedir el voto en “legítima defensa”.