TÚ Y YO SOMOS TRES

Don Pantuflo y El Coletas

FERRAN MONEGAL

Por qué confiar en El PeriódicoPor qué confiar en El Periódico Por qué confiar en El Periódico

Creo que han sido cuatro o cinco meses los que ha estado ausente Pablo Iglesias del programa La Sexta noche (La Sexta). Sus múltiples actividades al frente de Podemos, y su labor como diputado en el Parlamento europeo, le impedían asistir a este plató que tantas alegrías y tanto impulso mediático le proporcionó. Ahora ha podido comprobar cómo han cambiado las cosas. Ahora Pablo Iglesias ya no es un proyecto: ahora las encuestas y sondeos ya le dan más votos que al PP. Y eso asusta enormemente al poder establecido. Y eso se notó en La Sexta noche. No le ahorraron ni un disgusto. Empezaron taladrándole con los emolumentos que cobró su mano derecha, Juan Carlos Monedero, por sus consultorías en países extranjeros. Siguieron machacando con el caso de su fiel colaborador Íñigo Errejón, que parece que hay 1.800 euros que bailan en sus cuentas como profesor universitario, una nadería, dirán ustedes, comparado con los miles de millones que se llevan los corruptos defraudadores. ¡Pero estamos en la guerra por el poder, y en la guerra vale todo! También le dieron un repaso por la vía Tania Sánchez, de quien por cierto advirtió que la noticia de su ruptura como pareja es falsa completamente. Pero el golpe más pintoresco de la velada ocurrió con el periodista Eduardo Inda. ¡Ahh! Inda tiene una fijación tremenda con Podemos. Particularmente, con Iglesias. Siempre le atiza. Continuamente. Y Pablo Iglesias, que lo sabe, le soltó nada más comenzar la refriega: «Eduardo, me han contado que te llaman Don Pantuflo». Y Eduardo contestó: «Y a ti, El Coletas». Y así estuvieron toda la noche, con lo de Don Pantuflo arriba y abajo, como si fueran una pareja cómica. Llegó hasta tal punto la corrosiva comicidad de este dueto que Inda sacó un pin con la bandera de España, se lo regaló a Pablo, y le instó, le retó,  a que se lo colgara del pecho. Y Pablo contestó, dejando el pin encima de la mesa: «Mi madre me enseñó que no hay que aceptar regalos de extraños. Y de Eduardo Inda menos». ¡Ah! El público del plató reía a carcajadas. Se lo pasaban bomba.

Al margen de estos golpes, aparentemente socarrones pero ácidos y agrios en el fondo, la lección televisiva que habrá sacado Pablo Iglesias de su regreso a La Sexta noche -programa que celebraba sus dos primeros años en antena, por cierto- es que ya nada es lo que era. Se ha levantado la veda. El poder establecido ha dado la orden: ¡A por ellos!