«Vivimos sumidos en el pesimismo»

Brad Bird, autor de 'Los increíbles', se embarca ahora en una misión para descubrir un futuro mejor

El director de cine Brad Bird, en el 'set' de rodaje de 'Tomorrowland'.

El director de cine Brad Bird, en el 'set' de rodaje de 'Tomorrowland'.

NANDO SALVÀ

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El trabajo de Brad Bird (Kalispell, Montana, EEUU, 1957), primero en el campo de la animación -gracias a títulos como El gigante de hierroLos increíbles Ratatouille-, y, luego, en el de la acción real -Misión imposible: protocolo fantasma- lo ha confirmado como uno de los grandes directores de Hollywood. Este viernes se estrena en España su nueva película, la fantasía Tomorrowland, en la que George Clooney y la joven Britt Robertson se embarcan en una misión para redescubrir la posibilidad de un futuro mejor.

SEnDTomorrowland parte de una idea del guionista Damon Lindelof. ¿Qué le atrajo de ella?-El punto de partida fue todo lo que me sugería la palabra Tomorrowland. Por supuesto no es una palabra, sino en realidad dos, tomorrow (mañana) y land (tierra). Y hay algo sobre esa fusión que resulta muy seductor. La idea de que el mañana es una incógnita sugiere que el futuro es algo en constante evolución, y tierra alude a un lugar firme en el que plantar los pies.

-La cinta no es ni un remake ni una secuela ni un reboot. ¿Es un riesgo?

-Es una historia original, algo fuera de lo común y por tanto resulta excitante. Hoy en día las grandes películas de Hollywood resultan muy familiares porque la gente se siente cómoda invirtiendo en ideas de eficacia probada. Pero a mí me gusta que me sorprendan en el cine, y esta película sorprende.

-En todo caso, Tomorrowland es, ante todo, cine de acción.-La acción es un ingrediente extraño en una película, porque a menudo es percibida como un fin en sí mismo. Pero como director aprendes muy rápidamente que, sin personajes con entidad, la acción no es convincente. Y el público actual ha visto tantos efectos espectaculares que eso por sí solo no es suficiente.

-¿Diría que funciona como una respuesta al cine apocalíptico tan de moda en los últimos años?-Hace muchos años el futuro se veía como algo espectacular, positivo. Pensábamos que los problemas desaparecerían; que habría alimentos para todos; que encontraríamos soluciones ecológicas para el equilibrio del planeta; que aprenderíamos de la naturaleza y la aprovecharíamos sin perjudicarla. Hoy la única manera aceptable de ver el futuro es oscura,vivimos sumidos en el pesimismo, y es terrible. Y esa mirada engendra una actitud pasiva:si todos pensamos que nada tiene sentido, entonces no haremos los millones y millones de cosas que podríamos hacer para asegurarnos un gran futuro.

-Explique la visión nostálgica que el filme ofrece sobre el declive de las misiones espaciales.-Siento nostalgia por la exploración espacial porque es una misión noble; sales a lo desconocido y al hacerlo obtienes una perspectiva muy diferente sobre nuestro planeta; comprendes qué vulnerable y frágil es nuestra canica azul en la inmensidad. Cuando Damon Lindelof y yo estábamos trabajando el guion, el Challenger emprendió su último vuelo, y eso nos generó orgullo y respeto pero también cierta sensación fúnebre. Sería estupendo si la película ayuda a fomentar el regreso de las misiones espaciales tripuladas.

-¿Por qué eligió rodar parte de la película en Valencia?

La gente ha estado imaginando ciudades del futuro desde siempre. Yo quise que Tomorrowland fuera un lugar que abraza la innovación, la aspiración y la armonía ecológica. Santiago Calatrava construyó el enorme complejo que utilizamos en Valencia [la Ciudad de las Artes y las Ciencias]. Basa su trabajo en formas de esqueleto animal. Es muy moderno y orgánico, y nunca antes había estado en una película.

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