Los últimos movimientos en la fórmula 1

Esperando a Alonso

Fernando Alonso bromea ayer en Abu Dabi con Sebastian Vettel, que acababa de ser anunciado como su sustituto en Ferrari.

Fernando Alonso bromea ayer en Abu Dabi con Sebastian Vettel, que acababa de ser anunciado como su sustituto en Ferrari.

MIGUEL MARTÍNEZ

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«Nos hemos visto antes de la rueda de prensa y le he deseado suerte», reveló Fernando Alonso sobre su encuentro con Sebastian Vettel, instantes después de que Ferrari oficializara el relevo en un comunicado. ¿Suerte porque la va a necesitar? «Bueno, sí, eso lo puedo pensar y hasta pensar en lo que le viene encima, pero eso no se lo puedo decir», concluyó el asturiano, con una sonrisa pícara. Se va Alonso, harto de no haber disfrutado nunca en Maranello de un coche campeón y asustado por el proceso de renovación en la scuderia con un programa para «intentar volver a ganar en un plazo de tres años», según palabras de Marco Matiacci, nuevo jefe del team de Maranello.

«El problema es que no sabemos hacia dónde vamos, no hay un plan», dice uno de los mecánicos de Ferrari al sabor de un ristretto. No lo saben desde hace tiempo, pero Alonso prefirió darles una oportunidad más a ver si el equipo hacía un coche competitivo para este año, aprovechando el gran cambio de reglamento. Ocurrió todo lo contrario, y tras el verano, el bicampeón comunicó sus deseos de irse y comenzó a sondear el mercado mientras Ferrari buscaba su relevo en el box rojo.

LLEGA VETTEL / Fue fácil, muy fácil, pues Sebastian Vettel, el tetracampeón, estaba siendo vapuleado por Daniel Ricciardo, en mitad de una reestructuración de Red Bull, que perderá de un plumazo la hasta ahora dedicación plena de Adrian Newey, mientras su delfín, Peter Promodrou, acaba de irse a diseñar el nuevo McLaren-Honda de Alonso. «Necesitaba un cambio, y siempre he soñado con emular a Michael Schumacher», dice el rubio alemán al que Kimi Raikkonen le dará menos trabajo que Ricciardo.

Red Bull no se inquietó. Dio a la rosca de su programa de pilotos, subió a Daniel Kvyat al primer equipo, y hará debutar al jovencísimo Max Verstappen en Toro Rosso. Su compañero en la escuadra italiana es la única incógnita de la parrilla, junto al colega de Alonso en McLaren.

LA MOVIDA DE MERCEDES / Decidida su marcha de Ferrari, el bicampeón español miró en primer lugar hacia Mercedes, donde las dudas sobre Lewis Hamilton invitaron a pensar a sus jefes en su no renovación tras el 2015. Pero el extraordinario rendimiento del inglés en la segunda parte de la temporada ha disipado las dudas de Niki Lauda y Toto Wolf. Necesitan un piloto nº 1 y un nº 2, una jerarquía que borre de la memoria situaciones como la clasificación de Mónaco o el accidente entre ambos en Spa. Todo acabó cuando Hamilton empezó a superar netamente a Rosberg. Mercedes ya no necesita hacer cambios; dispone de un gran coche, seguirá dominado el 2015 y ya ha puesto orden en su corral.

Cuando algo funciona, mejor no tocar nada, pero eso solo ocurre en Mercedes y en los equipos que montan o montarán el año próximo su propulsor. Como Williams, contento con el papel de Valtteri Bottas como joven con muchas cualidades, y un Felipe Massa con momentos brillantes como la pole de Austria o el reciente podio de Brasil. Tampoco hay cambios en Force India, satisfecho con el rendimiendo de Nico Hulkenberg y Checo Pérez; ni en Lotus, que equipará el propulsor Mercedes, y seguirá contando con el dinero que aportan (casi 50 millones de euros) los patrocinadores venezolanos de Pastor Maldonado y los mecenas del francés Romain Grosjean. Aunque para subasta, la de Sauber y sus motores Ferrari. Ha dado sus volantes al mejor postor, Felipe Nasr y Marcus Ericson, alrededor de 14 millones cada uno.