CRISIS DIPLOMÁTICA POR EL ESCÁNDALO DEL ESPIONAJE

El periplo de Morales enfrenta a Europa y Latinoamérica

Evo Morales sube a su avión en el aeropuerto de Viena, ayer.

Evo Morales sube a su avión en el aeropuerto de Viena, ayer.

ABEL GILBERT
BUENOS AIRES

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Evo Morales retornó ayer a Bolivia después de haber sido el involuntario protagonista de una pesadilla política que comenzó cuando el avión presidencial tuvo que aterrizar en el aeropuerto de Viena y permanecer allí 13 horas porque Francia, Italia, Portugal y España le habían prohibido atravesar el espacio aéreo. La negativa se basó en un rumor: con Morales viajaba escondido Edward Snowden, el excontratista de la Agencia de Seguridad Nacional de Estados Unidos (NSA, por sus siglas en inglés), quien, refugiado en Rusia, es acusado por Washington de filtrar detalles de un programa de vigilancia. Morales pudo reiniciar su viaje tras la comprobación de lo infundado de la conjetura y una intensa polémica que enfrentó a la Unión Sudamericana de Naciones (Unasur) con EEUU y parte de la UE.

Morales había acudido a la Cumbre de los Países Exportadores de Gas que tuvo lugar nada menos que en Moscú. La sospecha de que volvía a su país con el excontratista dio lugar a lo que el vicepresidente boliviano llamó «el secuestro» del mandatario por parte de «fuerzas imperiales». La cancillería ha convocado a los embajadores de Francia e Italia y al cónsul de Portugal.

«No soy un criminal», se quejó el presidente Evo, esperado en La Paz como si de un héroe se tratara. «EEUU y casi todos los países de Europa tienen servicios de inteligencia y este señor [Snowden] no es una maleta que yo pueda meter en el avión y llevármelo».

«DEBATE ARTIFICIAL», SEGÚN RAJOY / Para el líder del Movimiento al Socialismo (MAS), en el poder desde el 2006 y con aspiraciones a la reelección, el desvío del avión ha sido «un pretexto para amedrentar, para intimidarme, un pretexto para tratar de acallarnos en nuestra lucha contra las políticas económicas de saqueo (...), de dominación y de intervención».

El ministro de Exteriores de España, José Manuel García-Margallo, subrayó que España «en ningún caso» impidió a Morales aterrizar en territorio español. Tampoco solicitó «registrar el avión». «Lo importante es que Snowden no va en ese avión y, por tanto, todo este debate que se ha producido es un poco artificial», dijo desde Alemania el presidente del Gobierno, Mariano Rajoy. También desde Berlín, su colega francés, François Hollande, trató de rebajar el tono al escándalo. Reconoció que habían recibido «informaciones contradictorias», pero que, al final, se autorizó sobrevolar el espacio aéreo de Francia al avión cuando se supo que allí no estaba Snowden.

Las explicaciones no atenuaron el tenor de la controversia, al otro lado del Atlántico. La Unasur, temporalmente a cargo del presidente peruano, Ollanta Humala, ha convocado para mañana en Cochabamba (Bolivia) una reunión de urgencia.

El organismo regional expresó su «indignación y profundo rechazo» por hechos que consideran «inamistosos e injustificables». El titular de la Organización de Estados Americanos (OEA), el chileno José Miguel Insulza, consideró, por su parte, que «nada justifica una acción tan irrespetuosa». Los países involucrados, dijo, «deberán dar una explicación de las razones de esta decisión». «Es un vestigio de colonialismo que creíamos superado. Una humillación a una nación hermana y también al continente», dijo ayer la presidenta argentina, Cristina Kirchner, a través de Twitter. «Horas decisivas para Unasur: o nos graduamos de colonias o reivindicamos nuestra independencia, soberanía y dignidad. ¡Todos somos Bolivia!», sostuvo el ecuatoriano, Rafael Correa. Caracas apuntó contra EEUU. Nadie descarta que elcaso Snowdenprovoque nuevos incidentes diplomáticos en la medida en que un país de la región pueda darle asilo. Entre las posibilidades están Cuba, Ecuador, Brasil, Bolivia, Nicaragua y Venezuela.