VIOLENCIA EN LATINOAMÉRICA

México arresta al líder del cártel implicado en la masacre de Iguala

Agentes especiales de la Fiscalía arrestan a 27 policías municipales implicados en la matanza de Iguala, ayer.

Agentes especiales de la Fiscalía arrestan a 27 policías municipales implicados en la matanza de Iguala, ayer.

TONI CANO / MÉXICO

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Mientras solo las lluvias torrenciales de una tormenta tropical del Pacífico interrumpían las protestas y la búsqueda de los 43 estudiantes de magisterio desaparecidos tres semanas antes en el estado de Guerrero, el Gobierno mexicano ha asegurado este sábado que cuenta con una «nueva ruta para llegar a la verdad» al haber capturado al máximo jefe del grupo Guerreros Unidos, Sidronio Casarrubias, el Chino, quien estuvo al tanto del ataque de policías y sicarios contra los estudiantes.

Otros testimonios confirmaban que los 43 alumnos de la Escuela Normal Rural de Ayotzinapa detenidos la noche del 26 de septiembre acabaron quemados, algunos con vida, y enterrados en algunas de las fosas de los cerros de Iguala. A partir de dos testigos que se pusieron en contacto con él, el sacerdote Alejandro Solalinde aseveró incluso que los llamados normalistas fueron secuestrados por agentes estatales y no por el crimen organizado como se ha querido hacer creer. «Me dijeron hasta cómo los quemaron», afirmó el sacerdote y activista.

El fiscal general, Jesús Murillo, al frente de todas las investigaciones, reconoció que Solalinde «es una persona respetable» que merece crédito, por lo que lo iba a citar a prestar declaración. Pero esa nueva versión no deslució el acto en el que anunciaba la detención del presunto jefe máximo de Guerreros Unidos, el grupo criminal que dominaba esa zona del centro de Guerrero, además de Morelos y el estado de México, vecino a la capital del país. Casarrubias fue detenido sin un solo tiro en la carretera de la ciudad de México a Toluca.

El control

Según el jefe de la agencia de investigación criminal de la Fiscalía, Tomás Zerón, al saber que ese era un recorrido habitual de El Chino se colocó un control para dar el alto a su vehículo. «Mostró una credencial falsa, pero ya lo teníamos: le tomamos huellas y resultó positivo», presumió Zerón. Casarrubias estuvo preso en EEUU antes de heredar el liderazgo de Guerreros Unidos cuando su hermano Mario fue detenido en Toluca a finales de abril.

El fiscal general tradujo así las primeras declaraciones del jefe de Guerreros Unidos sobre la agresión a tiros, detención y desaparición de los normalistas: «Él dice que fue informado, que no lo ordenó, pero tampoco se opuso. Dice que fue una situación casual». Jesús Murillo dijo que no podía añadir «más datos porque afectaría la investigación», pero se mostró seguro --y así lo comunicó al presidente, Enrique Peña Nieto-- de que esta detención «es el principio de una nueva ruta de investigación que puede acercar mucho más pronto y más fácilmente a la verdad».

Por su parte, Tomás Zerón anunció la detención de más policías de Iguala y Cocula, y reveló que, días antes, la captura de un «operador financiero» de Guerreros Unidos permitió confirmar que ese grupo pagaba 600.000 pesos (unos 3.300 euros) mensuales a los municipales de Iguala «para mantener tranquilo al estado». Con las nuevas caídas, hasta ayer se encontraban detenidos o ya encarcelados un total de 22 policías de Iguala, 14 del vecino municipio de Cocula y 18 presuntos miembros -algunos solo halcones, o vigilantes—de Guerreros Unidos.

La búsqueda

Las lluvias de la tormenta tropical Trudy interrumpían ayer las labores de búsqueda de los estudiantes desaparecidos, si bien no impedían que docenas de buzos revisaran un pantano cercano a Iguala. En la costa, la tormenta entró tras la multitudinaria manifestación de maestros y estudiantes, con los de Ayotzinapa al frente, por la avenida Costera de Acapulco. Además de «¡Los queremos vivos!», los manifestantes aún pudieron gritar: «Sí hubo tormenta, una lluvia torrencial, pero de pueblo».

Pidieron además la cabeza del gobernador con gritos como: «Aguirre, borracho, devuelve a los muchachos». O resumieron: «Sicarios y policías son la misma porquería». Mientras la Comisión Interamericana de Derechos Humanos se prepara para analizar a México, su secretario, Emilio Álvarez, señaló que «cuanto más tiempo pasa, es más grave la prueba para el Estado mexicano».