CUMBRE EN RIGA

La UE se contiene con los vecinos de Rusia para no irritar a Moscú

Bruselas advierte a la Asociación Oriental que el ingreso es un proceso largo

La cancillera alemana Angela Merkel con el primer ministro griego, Alexis Tsipras, ayer en Riga.

La cancillera alemana Angela Merkel con el primer ministro griego, Alexis Tsipras, ayer en Riga.

MARC MARGINEDAS / MOSCÚ

Por qué confiar en El PeriódicoPor qué confiar en El Periódico Por qué confiar en El Periódico

Una verbalizada promesa de apoyo a su «soberanía e independencia» y a un futuro en el seno de la Unión Europea, aguada, eso sí, con una advertencia de que el proceso de ingreso será largo y laborioso.

Esta es la principal conclusión de la cumbre celebrada ayer en Riga, capital de Letonia, entre representantes de la UE y seis países del espacio exsoviético -la denominada Asociación Oriental- que se desarrolló, eso sí, bajo la escrutadora mirada de Moscú, cuyo ministro de Exteriores, Serguéi Lavrov, ya había advertido contra la eventualidad de que los Veintiocho desplegasen en los estados fronterizos de Rusia una política de «estás conmigo o contra mi».

La UE parece ir con los pies de plomo, buscando no irritar al Kremlin, en especial después de que la cumbre anterior del Partenariado Oriental, celebrada en Vilnius (Lituania) en otoño del 2013, desencadenara la actual crisis en Ucrania, debido a la negativa del entonces presidente ucraniano, Víctor Yanukovich, de firmar el acuerdo de Asociación con Bruselas.

En este contexto de tensión con el Kremlin, las seis exrepúblicas de la URSS participantes, pero más concretamente Ucrania, Georgia y Moldova -los países que más vocación europeísta- recibieron ayer un respaldo a su «soberanía e independencia», en palabras pronunciadas al término de la reunión por el presidente del Consejo Europeo, el polaco Donald Tusk, apoyo a la vez matizado con una advertencia: «Nadie prometió que la Asociación Oriental sería el camino automático para entrar en la UE. Es un largo proceso que tiene amigos y enemigos».

CERCANOS A MOSCÚ

Como era de esperar, la crisis ucraniana y el deterioro de la situación económica en el país -el PIB se contrajo en el ejercicio anterior un 7,5%, y las estadísticas prevén una caída adicional del 5% en el 2015- centraron una buena parte de las discusiones en Letonia.

La delegación de Bielorrusia, país considerado, junto con Armenia, como el más cercano a Moscú, forzó la inclusión de un anexo en la declaración final en el que expresaba su rechazo a la condena a Rusia por la «anexión ilegal de Crimea».

«No aceptamos los párrafos (en el comunicado final) que en nuestra opinión contienen mensajes de confrontación dirigidos a una tercera parte», una nada velada alusión a Rusia, según informó el ministro de Exteriores bielorruso, Vladímir Makei.

Kiev, por su parte, obtuvo un compromiso para el desembolso del primer tramo de la ayuda comunitaria por 600 millones de euros.