ENTREVISTA

Bob Woodward: "La posverdad ya la practicaba Nixon"

El periodista, que sacó a la luz el 'caso Watergate', cree que aún es pronto para plantear la destitución de Trump

Bob Woodward, este miércoles, en Madrid.

Bob Woodward, este miércoles, en Madrid. / JUAN MANUEL PRATS

JUAN FERNÁNDEZ / MADRID

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Tener delante a Bob Woodward es como encontrarte con un trozo de historia viva del siglo XX, y también del periodismo reciente. Las revelaciones del 'caso Watergate', que sacó a la luz junto a Carl Bernstein en el 'Washington Post' no solo le costaron la Casa Blanca a Richard Nixon; también sentaron cátedra sobre cómo la prensa debe hacer su trabajo. A sus 75 años, convertido en un oráculo más que en un periodista, ayer visitó Madrid para hablar en una conferencia sobre liderazgo, pero la audiencia se dedicaba a buscar en sus palabras pronósticos acerca de Donald Trump, el presidente cuyo mandato, como el de Nixon, se está nublando de sospechas.

-43 años después, acaba de reeditarse ‘Todos los hombres del presidente’ (Los Libros del Lince), su libro sobre el 'caso Watergate'. ¿Qué enseñanzas aporta aquella investigación para entender el mundo actual?

-La principal, que la historia no está nunca escrita y que es imposible saber hacia dónde puede evolucionar. Ante esto, la obligación del periodista es investigar. Hay que llamar a la puerta de los protagonistas, ir a verlos en persona, insistir, preguntarles, encontrar la forma de sacar a la luz la verdad. Porque nuestro cometido hoy sigue siendo el mismo: consiste en contar los hechos y buscar la verdad.

-¿El Gobierno de Trump le recuerda al de Nixon?

-No se pueden establecer paralelismos. Nixon estaba dispuesto a romper la ley y no le importaba hacerlo de forma agresiva y constante. Lo demostró durante todo su mandato. Esto no lo hemos visto aún en el actual presidente. A fecha de hoy, Trump es una incógnita. Es un personaje inédito en la historia política de EEUU, no se parece a ningún presidente anterior. Cuando lo entrevisté, me tuvo todo el tiempo en vilo, me cambiaba continuamente la hora y el lugar de nuestra cita. Es su forma de actuar, consigue mantenerte en tensión. Trump es un narcisista y un egocéntrico, pero todos los políticos lo son. Su rasgo diferencial es que ha llegado a la presidencia sin tener ni la menor experiencia de gobierno.

-También es el único que ha llegado insultando a la prensa.

-¿Acaso cree que habría conseguido ser presidente si no se hubiera declarado enemigo de la prensa? Su éxito se debe, precisamente, a que tiene enfrente a los medios. Esto, que parece una desventaja, para él ha sido una gran ayuda. Hoy la gente no se fía ni de los políticos ni de los medios de comunicación. Por la parte que nos toca, esto es una señal de que no lo estamos haciendo bien, que debemos mejorar nuestro trabajo.

-¿Cómo?

-Le diré cómo no hay que hacerlo: el periodismo nunca será mejor si se limita a la escritura de miles de tuits de 240 caracteres cada uno. El periodismo ganará si se dedica a explicar lo que pasa, y esto solo se consigue haciendo investigaciones en profundidad y dedicando esfuerzos y presupuestos para llevarlas a cabo.

-¿Es más difícil ser periodista en los tiempos de Trump?

-Este oficio nunca ha sido fácil. El poder siempre miente para ocultar lo que sucede. Los periodistas debemos tener claro que nadie va a llamar a nuestra puerta para contarnos lo que está pasando. Debemos hacer el esfuerzo de descubrirlo.

-¿Cómo se hace periodismo en la era de la posverdad?

-La posverdad no la ha inventado Trump; Nixon ya la practicaba. Hace 45 años, desde la Casa Blanca ya se contaban mentiras para intoxicar a la prensa y ocultar la verdad; esto no es de ahora. Sobre Trump y sus intereses con Rusia hay muchas sospechas, pero a fecha de hoy es pronto para plantear su destitución. Hay que encontrar las pruebas y demostrarlas.

-¿Lo que se ha revelado hasta ahora no le parece suficiente?

-Me gusta analizar la realidad a cámara lenta para ver cómo evoluciona, pero hoy todo se hace demasiado rápido. Se actúa y se habla sin pensar, y así solo se consigue cometer errores.

-El periodismo de ahora, a diferencia del que se hacía en los años 70, vive bajo el imperio de las nuevas tecnologías y las redes sociales, que obligan a actuar rápido.

-Por eso me mantengo alejado de ellas. No uso Twitter ni Facebook, no tengo tiempo. Fíjese: dice que esas herramientas obligan a los periodistas a actuar rápido y yo le contesto que no las uso porque no tengo tiempo. Parece una paradoja, ¿verdad?, pero es así.