Acoso militar y político

El presidente turco desacredita al partido legal prokurdo y bombardea posiciones de la milicia

J.T. / ESTAMBUL

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En las semanas previas a los comicios legislativos de junio, una pegatina en los postes de las farolas de una avenida de Estambul explicaba de forma sencilla y directa los posibles resultados electorales en dos gráficos: si el Partido Democrático de los Pueblos (HDP) superaba el 10% de los votos necesarios para entrar al Parlamento, el gobernante Partido de la Justicia y el Desarrollo (AKP) perdería la mayoría absoluta que mantenía desde 2002.

El HDP, que completó una transformación que le llevó de grupo político centrado en la cuestión kurda a constituirse en partido de izquierdas, irrumpió en el hemiciclo turco con 80 diputados gracias a un 13% de los sufragios, condenando al AKP a buscar complicadas alianzas para gobernar en coalición. Unas alianzas que por el momento no se han materializado, circunstancia que acerca la posibilidad de un adelanto electoral.

La escalada de tensión de los últimos días entre Ankara y la milicia del Partido de los Trabajadores del Kurdistán (PKK) se ha cobrado ya centenares de vidas, certificando la defunción de un proceso de paz iniciado a finales de 2012 y que parecía más cercano que nunca a finiquitar un conflicto de más de tres décadas y 40.000 cadáveres.

Bajo el paraguas de una operación antiterrorista, Ankara comenzó el 24 de julio ataques contra el Estado Islámico (EI) en Siria y el PKK en Irak, solo que la mayor parte del fuego ha ido dirigida a los kurdos, en quienes Ankara ve una amenaza similar a la del EI.

CAMPAÑA DE DESCRÉDITO

Al mismo tiempo, el Ejecutivo turco ha empezado una campaña contra el co-líder del HDP, Selahattin Demirtas, centrada en vincularle con el PKK -la agencia turca Anatolia dijo ayer que el hermano de Demirtas, Nurettin, ha resultado herido en los ataques a posiciones del PKK- y así tratar de que su partido pierda apoyo en unas hipotéticas elecciones anticipadas.

Él mismo Selahattin se ha apresurado a pedir el cese de las hostilidades y que se retomen las negociaciones de paz. Por su parte, el PKK (organización terrorista también para Washington y Bruselas) ha caído en el juego turco y responde a cada ataque con acciones que suelen acabar con la muerte de militares y policías.

La conocida revista satírica Penguen mostraba esta semana en portada al primer ministro, Ahmet Davutoglu, libreta en mano, preguntando a un ciudadano: «Buenos días. Estamos realizando una encuesta: si mañana comenzara una guerra, ¿a qué partido votaría?» Una pregunta que parte de la ciudadanía y algún que otro columnista sospechan que se esconde envuelta en las numerosas bombas dirigidas al cuartel general del PKK en el norte de Irak.