DEBATE SOCIAL EN MARRUECOS

Aborto a la marroquí

BEATRIZ MESA / RABAT

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«Quería casarme, crear una familia y tener una casa. Un hombre me prometió muchas cosas pero cuando se enteró de mi embarazo, me dejó. Fui a muchos sitios para abortar pero nadie me atendió. Tomé medicamentos para perder el bebé y tampoco», explica a EL PERIÓDICO una joven de Tánger de 29 años y madre soltera como tantas otras en un país donde las madres solteras siguen lidiando con la cruz del deshonor porque dar a luz a un bebé fuera del matrimonio es más que haram (pecado). Es el repudio o el castigo social del que muchas mujeres no se liberan hasta que aparezca, con suerte, un hombre dispuesto a limpiar la mancha de la shuma (en árabe, la vergüenza social). «El hombre con el que tuve relaciones me dio un nombre y dirección falsos. Fui a buscarle y nunca le encontré. Al final recurrí a la asociación Karama para que me ayudara. Mi familia no sabe nada de esto», continuó la joven.

En Marruecos hasta hoy solo se autorizaban los abortos en el caso de que la vida de la mujer corriera peligro. Sin embargo, desde la emisión en una televisión francesa de un reportaje donde se puso rostro al fenómeno de los más de 800 abortos clandestinos diarios como resultado de las violaciones, y las tentativas de suicidio por parte de las madres con hijos no deseados, se abrió un inédito debate nacional liderado por el rey Mohamed VI, que concluyó esta semana. A partir de ahora, el aborto será autorizado en tres supuestos: violación, incesto o malformación del feto.

Sin embargo, no hay discusión posible cuando la salud de la madre se siente amenazada por motivos sociales. Aún hoy existen numerosas víctimas de crímenes de honor —hermanos y padres que sin escrúpulos sacrifican la vida de sus hijas antes que avergonzar a la familia con un embarazo fruto del adulterio—y expulsiones del domicilio familiar.

MATRIMONIOS CON MENORES

Estos casos no cuentan para la nueva ley, por lo que organizaciones de defensa del aborto y activistas célebres, como el ginecólogo Chafik Chairbi, consideran la reforma «insuficiente» y temen que la mentalidad impida a los médicos practicar el aborto incluso en los casos permitidos. La experiencia de la reforma del código personal -prohibió en el 2004 los matrimonios con menores pero algunos jueces los siguen autorizando- hace presagiar un futuro oscuro para la aplicación de la nueva ley. «Ahora habrá que reflexionar sobre cómo la mujer justifica la violación ante la justicia», dice el doctor Chairbi, quien se lamenta de que «seguirá existiendo la práctica clandestina para las mujeres sin medios que recurren a métodos tradicionales y arriesgan su vida mientras que aquellas con recursos pagarán a un ginecólogo o viajarán al extranjero».Pese a que su carrera profesional ha quedado erosionada por su sistemática lucha, Chairbi se enorgullece de que el aborto ha dejado de ser un tema tabú en el país, lo que permitió por vez primera a una niña subsahariana de 11 años, violada por una persona de su misma comunidad, ser intervenida bajo autorización de un responsable judicial de la región de Tánger hace dos semanas. La clase política y las autoridades religiosas han esquivado siempre cualquier discusión sobre los efectos de la práctica del aborto clandestino, que en los últimos años ha llevado a la cárcel a madres y a ginecólogos.

Según Abdel Bari Zemzmi, imán en Tánger y fundador de la Federación Mundial de Ulemas, «en este asunto existen muchas divisiones entre los ulemas, los que apoyan y los que denuncian el aborto, pero el islam lo autoriza con claridad dentro de las seis semanas aunque con condiciones».