Al contrataque

Lucha de clases 2.0

@ernestfolch

Ernest Folch

Por qué confiar en El PeriódicoPor qué confiar en El Periódico Por qué confiar en El Periódico

¿Se acuerdan de aquella fantasía que decía que ya no habíaclases sociales? Entonces se nos hacía creer que la historia había terminado, lostrabajadores eran ya solamente consumidores y la única ideología era proclamar que ya no había ideología. Eran los tiempos dorados en los que Lehman Brothers empaquetaba nuestrashipotecaspara que cobrasen sus bonus aquellos ''yuppies tan guais que nos trataban a todos como imbéciles. Las escuelas de negocios perpetuaban la doctrina incontestable y elcapitalismoavanzaba hacia el edén definitivo. Pero vino lacrisis y al menos sirvió para desenmascarar la farsa. Ni el mercado libre era libre ni el capitalismo era precisamente ningún paraíso, más bien al contrario.

Nunca había quedado tan claro que la lucha de clases está más vigente que nunca como en eltriunfo apoteósico de la Plataforma de Afectados por la Hipoteca en el Congresoel pasado martes. La resistencia del PP a alinearse con losbancos, cediendo solamente en el último momento bajo una presión imparable, no es sino la estrategia más antigua del mundo, la de la minoría poderosa que se protege mutuamente. Tampoco es nueva la audacia deAda Colau, una especie deRosa Luxemburgodel siglo XXI a quien no va a parar nada ni nadie, y mucho menos el menosprecio caduco deDuran Lleida.Y es muy antiguo, aunque doloroso, elsuicidio de dos viejos en Mallorca cuando iban a ser desahuciados, como pretérito es el silencio sospechoso con que los medios nos ocultan la identidad del banco ejecutor: podemos saber la identidad de la víctima, pero no la del criminal. Curioso, ¿no?

Los pobres que se inmolan, los gobernantes cómplices con el dinero y los medios miedosos: ya ven, han pasado más de cien años desde que el riquísimo conde Fitzherbert y el pobrísimo minero Williams inventados porKen Follettprotagonizaban en Cardiff una de las supuestas últimas luchas de clases, pero estamos en el 2013 y todo sigue igual si no peor.

Ver el plumero del sistema

Y es que, más que del fin de la historia, estamos cerca delfin de un sistema al que le hemos visto el plumero. Ya con las cartas boca arriba, ni tan siquiera se disimula que con otra reforma laboral más los trabajadores de a pie empezarán a tener envidia de los obreros del Manchester del siglo XIX. Por supuesto que hay lucha de clases, y la tienen aquí mismo, por ejemplo en el extrarradio de Barcelona que tan bien ha descritoJavier Pérez Andújaren su gran libro 'Paseos con mi madre'. La única diferencia es que los oprimidos de hoy ya no necesitan octavillas para defenderse. AAda Colauy compañía les han bastadoTwitter y sus 140 caracteres para doblegar al PP y poner a todo un sistema contra las cuerdas. El método es muy moderno, pero la lucha es la de siempre.

Quién iba a decir que en pleno 2013 estaría más de actualidadKarl MarxqueMilton Friedman. Ver para creer.