Faltos de apetito

Se ha instalado en el entorno del deporte una de esas frases hechas que, viniendo de la nada, hacen de repente fortuna y comienzan a aparecer por doquier: el hambre de ganar. Muchos deportistas, así, aseguran sufrirla. Pero hay veces que se pierde, como afirmó Xabi Alonso que le había sucedido a la selección española de fútbol este verano tras el descalabro del Mundial de Brasil. O que no se llega a padecer («Hay que mantener el hambre de ganar», dijo el año pasado Gerardo Martino antes de dirigir una de las peores temporadas del Barcelona en años).

A los inversores también les guía siempre el hambre de ganar (léase, obtener beneficios). Al menos en la teoría, porque en la práctica se dejan llevar muchas veces por la falta de apetito. O dicho de otra forma, se sienten saciados y les domina el temor a acumular pérdidas.

Cuando así sucede, cualquier pequeña noticia negativa que en periodos hambrientos pasaría inadvertida les hace huir del mercado. Así está ahora la cosa. Ayer no hubo ninguna novedad especialmente relevante, pero los acontecimientos del día (caída de las bolsas chinas por las protestas en Hong Kong, nuevos indicadores de debilidad en la economía europea, mala apertura de un Wall Street incapaz por el momento de marcar nuevos máximos) hicieron cundir el pesimismo.

El Ibex 35 cayó el 1,52% , hasta los 10.686 puntos, mientras que la prima de riesgo repuntó a los 125 puntos básicos. Algunos analistas aseguran ya que el enfrentamiento por la consulta en Catalunya no va a dejar indiferente a los mercados.