MERCADO LABORAL

"Si coges la baja, te despiden"

Isabel y Rosmary, dos camareras de piso de la asociación Las Kellys.

Isabel y Rosmary, dos camareras de piso de la asociación Las Kellys. / periodico

ANTONI FUENTES / BARCELONA

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En la puerta de un hotel de lujo de Barcelona, los coches de gama alta y los chóferes aguardan a que sus clientes salgan del establecimiento. Por la puerta de empleados, Isabel Rodríguez sale del del mismo hotel después de acabar su turno de ocho horas limpiando y preparando habitaciones. Hace 21 años que trabaja como camarera de piso y se considera, hasta cierto punto, una privilegiada dentro de su colectivo porque tiene unas condiciones laborales mejores que muchas otras que tienen que malvivir con sueldos de poco más de 600 euros por una jornada completa o limpiando habitaciones a destajo por dos euros cada una. Es uno de los rostros de la cara oculta del turismo y de otros sectores afectados por la precariedad.

"Yo tengo un sueldo base y un plus por arreglar camas además de limpiar por encima de la mayoría de trabajadoras", afirma. Isabel es una de las promotoras de la nueva asociación de Las Kellys, que lleva trabajando en la mejora de las condiciones de estas empleadas desde hace meses mediante un movimiento transversal que va ganando adhesiones de las afectadas a pesar del miedo con el que trabajan.

SOBRECARGA DE TRABAJO

La peor situación para una de estas trabajadoras es tener que coger la baja porque no tienen más remedio después de sufrir el desgaste de las lesiones como consecuencia de las sobrecargas musculares que tienen que soportar con un ritmo de trabajo muy duro. Rosmary ha sufrido las consecuencias de esa conjunción de factores en un aparthotel en el que eran solo tres camareras de piso para limpiar y preparar 50 habitaciones y apartamentos.

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A los dos meses de empezar una baja laboral, su empresa la despidió, justo cuando la trabajadora supo que su recuperación iba para largo y que tendrían que operarla de la rotura de tendones en el codo que la dejó sin apenas fuerza en un brazo. "Las trabajadoras tienen mucho miedo a perder el trabajo y van aguantando para no cogerse la baja porque saben que es un despido seguro. En mi caso me pasó eso. Aguanté demasiado y ahora es posible que no pueda volver a trabajar como camarera de piso", explica.

PREDOMINIO DE MUJERES CON HIJOS

La precariedad en el sector se ceba en un colectivo en el que predominan las mujeres separadas o solteras con niños e inmigrantes, precisamente "las trabajadoras más precarias y que aguantarán más las presiones y las malas condiciones laborales porque necesitan esos ingresos, aunque sean bajos", explica Isabel.  

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Pero además de las nuevas fórmulas de precariedad derivadas de la subcontratación en empresas con convenios por debajo de las tablas salariales de la hostelería, las Kellys también sufren las modalidades más enquistadas en el sector para reducir los costes laborales y tener más flexibilidad en las empresas. "Al principio tenía un contrato a media jornada y luego de seis horas al día pero nunca trabajaba solo esas horas, siempre alargaba la jornada y sin cobrar más", relata Rosmary. 

De hecho, el sector de la hostelería es uno de los que tienen más horas extras no pagadas, con 330.400 sin compensación frente a 300.000 retribuídas en el segundo trimestre de este año, según los datos de la Encuesta de Población Activa (EPA). Ese alargamiento de jornada sin compensación, ya sea en dinero o con tiempo de descanso, forma parte de la economía sumergida que también sufren los empleados del sector.