RESOLUCIÓN DE UN CONFLICTO LABORAL

Los controladores aéreos ratifican el acuerdo con AENA

El colectivo acepta el recorte salarial del 40% y la reducción de las horas de trabajo

ANTONIO M. YAGÜE

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Los controladores aéreos han ratificado por mayoría en asamblea el acuerdo de mínimos que los representantes del sindicato mayoritario y la Unión Sindical de Controladores Aéreos (USCA) cerraron la semana pasada con AENA y que supone refrendar un recorte salarial del 40% y una reducción de la jornada laboral. USCA, que agrupa al 95% de los 2.400 controladores del ente público, y el ente público sellaron la paz tras más de seis meses de conflicto en el tráfico aéreo español. El acuerdo, que servirá de base para negociar desde septiembre a final de año el segundo convenio colectivo de los controladores, fue apoyado por casi el 90% de los afiliados en la votación realizada en los 49 centros de trabajo y dependencias de control.

Atrás queda la amenaza de huelga que nunca llegó a convocarse y un rosario de retrasos y anulaciones de vuelos, especialmente en Navidad, Semana Santa y principios del verano por la multiplicación de bajas.

"Nueva etapa"

Para José Manuel Acevedo, vicepresidente de USCA, "la ratificación del acuerdo por parte de los afiliados demuestra la unión del colectivo y refrenda el trabajo realizado en los últimos meses, que han sido especialmente duros para el colectivo por las condiciones de presión en las que hemos tenido que trabajar". "Se abre una nueva etapa ¿añade César Cabo, secretario de comunicación de USCA- en la que debe predominar el diálogo para alcanzar un acuerdo definitivo que recoja unas condiciones laborales dignas y estables".

El documento de "base", refrendado hoy, se cerró después de que los controladores cedieran y aceptaran la jornada anual máxima impuesta por el Ministerio de Fomento vía decreto (1.670 horas más 80 extraordinarias), si bien lograron que ésta se pueda adaptar a las necesidades de cada centro, oscilando entre las 1.200 y las 1.500 horas.

También se prevé que tengan cuatro días de trabajo y dos de descanso, lo que según el sindicato "permitirá, en convergencia con Europa, regularizar la vida familiar y laboral". Al mismo tiempo, Fomento podrá reducir las tasas de navegación un 15% y eliminar el déficit de explotación, cifrado en unos 200 millones.

Menos sueldo y menos horas

El sueldo medio, finalmente, también será el determinado por el departamento que dirige José Blanco, de 200.000 euros anuales, es decir, un 40% menos de los 350.000 euros de media que venían percibiendo en los últimos años los controladores. En todo caso, la retribución se ajustará en proporción a las horas reales trabajadas, tomando como referencia el tope máximo anual. Si un centro necesitara más horas de trabajo de las previstas inicialmente, empresa y sindicato pactarán la forma de atenderlas, dando prioridad a trabajadores que se presenten voluntarios.

En principio, y según lo pactado, los llamados servicios exprés (guardias no planificadas y de obligado cumplimiento) desaparecerán y se articulará un sistema de guardias localizadas que, junto a los turnos normales, servirá para atender posibles situaciones imprevistas. En el caso de las incidencias que se puedan prever con hasta 48 horas de antelación, las necesidades se cubrirán de forma voluntaria, con la limitación de dos servicios al mes y sin superar las 80 horas extraordinarias previstas al año. La masa salarial prevista para este colectivo en el 2010 es de 480 millones de euros y con cargo a ella se abonará el seguro contemplado en el capítulo de acción social.

Argumentos a favor y en contra

Los partidarios de rechazar el acuerdo argumentaban que es prácticamente "un copia y pega" de los decretos de Fomento y que éstos han sido recurridos ante instancias judiciales, con lo que votar sí puede perjudicar los procesos abiertos. Para el secretario de la Asociación Profesional de Controladores Aéreos de España (Apcae), Jorge Ontiveros, en apoyo de la tesis de un voto positivo, que ha resultado mayoritario, se encuentran "el desgaste moral sufrido y el cansancio psíquico" acumulado por los trabajadores en los últimos meses, que aconsejan una "tregua". "Dependiendo del escenario, más vale una mala paz que una buena guerra", afirmó.