Sole Giménez: "Tenía la necesidad de echar la vista atrás"

Sole Giménez, la que fue durante 22 años la reconocible voz de Presuntos Implicados, ha publicado su sexto disco en solitario, bautizándolo como el título de una de sus piezas y que se convirtió en un estandarte del grupo: 'Cómo hemos cambiado'. La cantante acumula 30 intermitentes años de andadura musical. Tres décadas que festeja con este nuevo compacto, en el que reescribe su dilatada carrera a modo, dice, de "autobiografía emocional". ¿Necesidad de echar la vista atrás? "Un poco sí, lo admito. Sentía la necesidad de comprobar qué ha pasado hasta el día de hoy: ¿lo he hecho bien?, ¿lo he hecho mal? Cuestionarme a mí misma, a través de estas canciones que si algo cuentan es, precisamente, mi vida".

Canciones que, por cierto, la banda que sigue en activo aunque sin ella (y en la que aún permanece su hermano Juan Luis Giménez) sigue interpretando. "Reconozco que están teñidas de una bruma oscura porque están inmersas en el repertorio que yo hacía con Presuntos y ellos siguen recuperando. ¡Pero son canciones que cuentan mi vida! Forman parte de mí. Y no permito que salgan perjudicadas por el hecho de que la historia con Presuntos no acabara muy bien. Me doy cuenta de que son viejas amigas con las que me quería reencontrar. Y resulta que, además, es un reencuentro ¡en positivo! Porque destaco lo mejor de estas canciones. Lo mejor de estas vivencias".

LAS COSAS NO ACABARON BIEN

Cuando la vocalista anunció en el 2006 que dejaba el conjunto, habló de "cansancio", de "urgencia por recuperar la ilusión". No se arrepiente. Y asegura que este repaso que hace ahora por lo más granado de sus composiciones lo ha hecho, en parte, "empujada por los fans". "Ellos me pedían que las volviera a cantar. Me lo estuve pensando y finalmente me dije, ¿por qué no?".

¿Y qué es lo que ve ahora Sole Giménez por el retrovisor? "Llevo tantos años haciendo música que pienso: ‘Madre mía, cuántas cosas me han pasado’. Te ocurre lo mismo cuando ves que los hijos crecen y te preguntas: ‘¿Cómo es posible que haya pasado tanto tiempo?’. Desde que hice esa primera canción hasta ahora, todo me ha pasado tan deprisa... Y es bueno, porque puedo volver a jugar con mis canciones; tener otro tipo de relación más madura, más actual".

La cantante está convencida de que estas piezas le describen, le definen mejor que si intentara hacerlo sin cantar. "Cuando hablas de ti mismo, divagas, no te explicas bien", sostiene. Y lo que ha hecho es regrabarlas. "Era importante recuperarlas y darles un nuevo enfoque porque, como decía antes, hay un grupo que las está cantando. Me apetecía llevarlas a otros paisajes sonoros. Traerlas a este sonido en el que me estoy desenvolviendo últimamente", añade, refiriéndose a ese latin-jazz que factura con total desenvoltura en sus últimas actuaciones. 

"Este álbum tenía sentido si me las llevaba a otros ritmos, colores, arreglos... respetando su belleza, su armonía, pero haciéndolas revivir en otros ambientes. 'Cómo hemos cambiado' es un ejemplo: al convertirla en una bossa nova puede llegar a sorprender. O la canción 'Llovió', que era muy pop, aquí la transformo en un bolero. Y 'Alma de blues', con ese sonido tan identificativo de los años 90, la he hecho más antigua y suena a jazz de los años 50. Ah, y 'Mi pequeño tesoro' es ni más ni menos que una rumba. Siempre he pensado que le quedaría muy bien este género".

Todos estos meneos, asegura, "formaban parte del reto". Y este barniz jazzístico que le ha dado a varias de las canciones tiene que ver con lo "cómoda" que se siente en este estilo. "La música que escucho es jazz, latin-jazz, swing… Ritmos que comprendo y asimilo muy bien, y que no requieren un gran esfuerzo. Es un lenguaje que me resulta muy común".

PEQUEÑOS AFOROS

Para presentar este disco, Sole Giménez tiene claro que debe apostar por una gira de conciertos en "pequeños aforos". El kilómetro cero ha sido el Teatro Fernán Gómez de Madrid el pasado 4 de diciembre. Y el siguiente bolo será en Barcelona, en la sala Bart, este 10 de diciembre. "En este tipo de lugares, cuando cantas ante 600 o 1.000 personas, se genera una magia maravillosa".

La cantante se convirtió en una de las voces más impecables y exitosas del panorama español estando al frente de Presuntos Implicados. Y, tras cerrar esta fructífera etapa con el conjunto, resurgió en solitario en el 2008 para experimentar con géneros tan dispares como el bolero y la 'chanson' francesa. La artista defiende "la importancia del cambio". Y sabe que la clave está en "adaptarse a las circunstancias". A todos los niveles: personal, artístico, discográfico...

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"'Cómo hemos cambiado' es un disco auto-todo: autofinanciado, autoproducido, autograbado... Las antiguas estructuras, las discográficas como se han entendido durante tantos años, ya no sirven. Uno tiene que confiar en sí mismo e intentar seguir adelante. Si te gusta, si te apasiona tu trabajo, hay que continuar como sea". Sole insiste en que en este disco lo ha hecho "absolutamente todo". "Todo ha pasado por mis manos. Y la satisfacción es máxima. Hay que confiar en el devenir de las cosas. Si vas con recelos, con desconfianzas, mejor quédate en casa. Hay que aventurarse. Yo lo he hecho. ¡Y lo he conseguido! Ya no soy una multinacional, ¡soy una indie!", ríe. "A ver quién me dice a mí que este disco no es indie", insiste.

Pues nada, ya le veo actuando en el Primavera Sound. ¿Por qué no? ¿Acaso no lo ha hecho el mismísimo Raphael? Como si me quieren llamar para cantar en el FIB. Sé que me lo pasaré de puta madre. Así de suelta está una Sole que, curiosidades de la vida, ha sufrido también un cambio a nivel vocal: su voz es ahora más aguda, "cuando lo normal es que con la edad las mujeres la tengan cada vez más grave". "Creo que cumplir años no es un hándicap sino todo lo contrario. La experiencia y la práctica hacen que conozcas mejor el instrumento, que se cante mejor. Y este registro que tengo es fruto de un trabajo con la foniatra", aclara.

UNA SUPERVIVIENTE, UNA 'INDIE'

"Poner la voz, incluso al hablar, más grave era una manera de darme importancia a mí misma. Muchas jovencitas hablan con una voz más grave para parecer mayores, y por lo visto a mí se me quedó como si fuera un vicio. La foniatra me enseñó que la voz tiene que estar en el sitio que le corresponde y me ayudó a subir el registro. De ahí que empecé primero a hablar y luego a cantar de otra manera, un poco más aguda. No es que me guste más o menos. Pero siento que suena más bonito, aunque sigo reivindicando los graves de vez en cuando, ¿eh? No, si al final haré un disco de canciones graves. Ya tengo el título: 'La gravedad de la música'", ríe.

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Se siente, se sabe, "una superviviente". "En todo este tiempo he visto aparecer y desaparecer a muchos. Y el balance es genial. Me puedo permitir seguir en algo que me apasiona, con cierta calidad, cierta profundidad. Sin llegar a ser Bob Dylan, pero emocionando, que es a lo que aspiro. Y con lo que me doy más que satisfecha". Ella es de las que saben que una frustración no es más que una expectativa mal planteada. "Este disco lo considero toda una victoria, un objetivo cumplido, un éxito. Prefiero tener pocas expectativas y poder lograr que se cumplan. Pelearse con los miedos es una pérdida de tiempo. La felicidad es sentir el fluir de la vida en este instante".