Isa Moren: «La danza infunde respeto por los demás»

Isabel Moreno, conocida profesionalmente en el mundo de la danza como Isa Moren, nació en Beas de Segura (Jaén), pero llegó al barrio de Sant Martí con ocho años. En las representaciones escolares empezó a descubrir su vocación por la música y la danza y, tras años de formación, decidió desarrollar su carrera como profesora de baile en el barrio mismo donde creció.

—Ha apostado siempre por Sant Martí.

—Me diplomé en danza en el Institut del Teatre y cursé estudios de piano y canto en el Conservatori del Liceu. Al acabar mi carrera decidí abrir una escuela de danza en Sant Martí viendo su entorno cultural. Yo provengo de una familia muy humilde y aún así tuve la posibilidad de estudiar. Quería intentarlo con los jóvenes del barrio. Entonces, solo había una escuela y era de danza más tradicional. Con el estudio he podido divulgar todo lo que había aprendido, seguir la formación y desarrollar la parte más creativa y pedagógica.

—¿Fueron comienzos duros?

—Sí, ha sido una ardua tarea porque el barrio no tenía demasiadas inquietudes culturales. Llegamos a formar varios grupos que ensayaban a todas horas. Fuí pionera en la zona y ahora viene hasta aquí gente de otras localidades como Santa Coloma, Badalona o Sant Adrià y también de otras ciudades de España. Dediqué mi juventud a formarme y la labor hecha en el barrio está dando sus frutos.

— Usted es una persona muy activa dentro de la vida social del barrio.

—Siempre he querido promover la danza en Sant Martí y también en el resto de Barcelona. Hemos colaborado en las fiestas mayores del barrio y hace poco hicimos un acto para ayudar a Haití. También estamos muy involucrados con diferentes centros de día y de acogida, los Hogares Mundet y demás entidades. Todo de forma altruista.

—También está al frente del Petit Ballet de Barcelona.

—Sí, fue creado en 1981. Es una entidad cultural con un objetivo básico, fomentar la danza entre los jóvenes. El 90% de los integrantes son de Sant Martí, pero está abierto a todo el mundo.

—Define la danza como un elemento esencial de nuestra cultura.

—Hay padres que apuntan a sus hijos a danza no porque piensan que se dedicarán profesionalmente, si no por lo que puede aportarles a su crecimiento como persona en todos los ámbitos. Se infunde respeto por los demás, comprensión, responsabilidad, trabajo, tenacidad y concentración extrema. Todo esto lo podrán aplicar hagan la carrera que hagan.

—¿Así que es recomendable para cualquier niño?

—La danza es una carrera abierta a todo el mundo. Hay quien tiene las aptitudes físicas pero que psíquicamente no responde. Ahí el maestro tiene que hacerle ver su valía personal y hacer también de psicólogo.

—¿Sigue habiendo prejuicios de sexo en la danza?

—A veces son los padres los que no escuchan a sus hijos cuando les pide hacer danza. Cuando ya son mayores, sobre los 16 años, ya deciden por ellos mismos y es cuando se ven frustrados y buscan los centros donde poder expresarse. Desde la escuela los encaminamos hacia el Institut del Teatre y la Universidad Europea de la Danza, en Madrid. Mucha gente desconoce que la danza es una carrera universitaria

—De su centro han salido grandes estrellas.

—Sí, hay bailarines en el Ballet Nacional de España y el Ballet Nacional de Holanda que se formaron en esta escuela. Todos los grandes bailarines, desde Nuréyev a los actuales, han tenido un maestro personal.

—¿Esta es una de las cosas que diferencia su escuela de otras?

—Nuestro estudio es muy pequeño, pero no solo ayudamos a los chicos en la parte técnica, cómo ejecutar correctamente un salto o un giro, si no que estamos con ellos en los momentos más bajos, cuando no saben por donde enfocar su vida profesional. Muchos otros se limitan a impartir la clase.

—¿La escuela ha posicionado al distrito de Sant Martí?

—Lo ha dado a conocer. Profesionales de otros distritos se han interesado por la metodología que empleamos. No existen muchos centros que estén vinculados con el centro oficial donde pueden seguir desarrollando su formación.