un vecino llamado... Félix Llaugé, el mago Félix

Félix Llaugé: «Nou Barris no es un distrito de famosos, pero sí de luchadores»

<b>En un sobreático cerca de la plaza del Virrei Amat, </b>un mago y un péndulo conviven con 40.000 libros. Cada día a las siete de la mañana, Félix Llaugé compra la prensa. Inmediatamente después, comienza su jornada recortando noticias que archiva por fechas y horóscopos.

Reivindicación Accesos del metro de Virrei AmatASCENSOR, ESCALERAS ELÉCTRICAS Y UNA SOLUCIÓN A LA GRAN DISTANCIA DESDE LOS VAGONES AL ANDÉN DE LA LÍNEA 5 MANTIENEN AL BARRIO UNIDO

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CARME ESCALES
BARCELONA

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miércoles, 12 de enero. A las 19.15 horas empiezan a llegar al centro cívico de Vilapicina-Torre Llobeta los vecinos del barrio en el que también vive Félix Llaugé Dausà, conocido mediáticamente como el mago Félix. Puntual, este peculiar vecino ya está sentado a esa hora en la segunda fila del público de la sala donde se celebrará la reunión delconsell de barri. Su mágica mano derecha es la primera que se alza cuando anuncian que se abre el tiempo de ruegos y preguntas.

«¿Para cuándo el ascensor y las escaleras automáticas en el metro de Virrei Amat?», demanda Llaugé a la mesa.«Tendré que preguntarle al péndulo cuándo empezarán las obras?», ironiza. Es tan consciente como el resto de vecinos de que esta actuación en el barrio es una reivindicación que envejece junto a los ancianos que dependen de ella para volver a viajar en metro. Ni su magia ha podido hacer nada para acelerarlo. Aunque lo intenta.

Llaugé es una piedra en el zapato de cualquier gobernante. Por ello, a la francesa, o a la catalana, lo han despedido de diversos medios de comunicación tantas veces como para llenar un libro con esos episodios.«Estando en radio Peninsular, con Pepe Navarro, se autorizó ampliar las plantaciones de tabaco. Decían que era cultivo social. Yo me dirigía a Jaime Lamo de Espinosa, ministro de Agricultura, como el ministro más vicioso de Europa (...) No les gustó. Me echaron. Con el tiempo, la legislación antitabaco me ha dado la razón», reconoce.

Hace 40 años, Llaugé se compró un piso en la calle de la Jota.«El nombre no se refiere al baile, sino a la letra que le puso un cartero a la calle para aclararse, cuando todo esto eran campos y masías»,detalla el mago. Su vivienda la construyó la empresa en la que él trabajaba.«Yo, entre muchas otras profesiones, soy delineante mecánico», puntualiza.«En aquel tiempo, hacía mi jornada durante el día, en la empresa, como delineante. Por las tardes, escribía libros y crónicas, porque también he hecho de periodista. Y, de noche, me dedicaba a la astronomía, en el observatorio Aster, que estaba en el paseo de Gràcia», recuerda. Cuando el observatorio cerró, Llaugé orientó su telescopio al estudio de la influencia de los astros en las personas y en la humanidad. No ha parado de escribir libros. En una amplia mesa camilla, el adivino avanza estos días en una temática diferente. Está terminando un diccionario de autores de novela popular española de los años 40 a los 80. De ellos, en su casa guarda alrededor de 30.000 títulos.«Menos en la cocina y en el lavabo, en todas partes hay libros. Además de novelas, tengo enciclopedias y a los clásicos. En total, debe haber unos 40.000», apunta. Algunos son sobre fantasmas y dráculas. «Soy miembro de la Dracula Society de Londres»,comenta mientras recorre los rincones de su casa -pasillos incluidos- que acumulan lomos y lomos de imprenta. Libros y archivos llenan otro repleto despacho en el que 12 carpetas de colores, tantas como horóscopos, guardan noticias sobre famosos, cada uno en su signo astral.

Cómodo en su barrio

El mago Félix se pone en pie a las 6.15 horas y a las siete ya tiene los diarios para recortar, afanosamente, sucesos y otras noticias que, con la fecha y coordenadas astrológicas, le ayudan a construir estadísticas que expliquen desde el universo planetario realidades humanas. Oscura tarea para alguien tan transparente como él, sin pelos en la lengua. Los de la cabeza, escasos, pero largos, los recoge una goma de color rosa que contrasta con el grisáceo ramillete de melena.

En el barrio, todos le conocen. Se lo encuentran de paseo, comprando y, cuando hace buen tiempo, sentado en algún banco .«¡Ei! Mago», así lo saludan.«A todas partes voy a pie. Del barrio solo salgo a comprar libros, con mi carro, a los Encantes o al mercado de Sant Antoni, los domingos por la mañana. Voy desde que tenía 11 años. Si no, en el distrito tengo de todo. Aquí estoy más que bien»,afirma.

«Nou Barris no es un distrito de famosos, pero sí de luchadores. En cada uno de sus barrios, hay personas que no cesan de reclamar mejoras, algunas, ni las llegarán a disfrutar, pero así es la lucha»,expone el dueño del péndulo que predice, por arte de magia, victorias futbolísticas y otros devenires.