UNA historia deL EIXAMPLE... la Escola Moderna

El colegio oculto del pedagogo Ferrer i Guàrdia

Un grupo de investigadores descubrió el lugar donde se levantó el centro educativo

ERICA ASPAS
BARCELONA

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Hasta el pasado 14 de abril, nada dejaba constancia de que en el número 56 de la calle de Bailèn hace más de un siglo se encontraba la sede de la Escola Moderna que fundó Francesc Ferrer i Guàrdia (1859-1909). Ese día se instaló una placa conmemorativa para recordar la obra educativa de este pedagogo y librepensador. «Se lo debíamos. La figura de Ferrer i Guàrdia todavía está poco reconocida en Catalunya», asegura Enric Molas, uno de sus impulsores, que asistió al acto junto a personalidades como el expresident Pasqual Maragall, miembro del comité de honor de la fundación y presidente del del Any Ferrer i Guàrdia.

Pero esta no ha sido la única iniciativa que se ha hecho como homenaje al pedagogo. También desde el mes de abril, la avenida del Marqués de Comillas, en Montjuïc, ha pasado a llamarse avenida de Francesc Ferrer i Guàrdia, ubicada en la falda de la montaña donde fue fusilado en 1909 como cabeza de turco por los sucesos de la Setmana Tràgica. «La vida de Ferrer i Guardia es de novela. Estudiaba de noche, trabajó en el tren, se exilió varias veces y su viuda le dejó una fortuna», explica Molas.

Investigación

«Cuando empezaron los actos del centenario del asesinato de Ferrer i Guàrdia no sabíamos dónde había estado la Escuela Moderna. Eso nos pareció aberrante y nos pusimos a investigar». Así empezaron Molas y otros interesados en la figura de Ferrer i Guàrdia la búsqueda y al final la localización del inmueble. «Al principio se pensaba que era el edificio que está entre las calles de Diputació y Bailèn, que ahora es una escuela de monjas», explica Molas. «Encontramos imágenes de la época y documentos en los archivos del ayuntamiento que nos llevaron a concretar que la Escola Moderna estuvo en el número 56 de la calle de Bailèn que, actualmente, es un edificio de viviendas», concluye.

Ferrer i Guàrdia fundó la Escola Moderna en 1901, el proyecto más importante de su vida. Se centraba en valores muy razonables y asumidos en la actualidad, pero revolucionarios en su época, que incluso repercutieron fuera de Catalunya.

Defendía una educación laica sin distinción de sexos y de clases sociales, donde la higiene escolar era la vía para mejorar las condiciones de salud de familias que morían por enfermedades causadas por problemas de insalubridad. No creía ni en los premios ni en los castigos, solo en la inquietud del niño como centro de la acción educativa. También fomentó las clases al aire libre, donde los niños aprendieran a partir de la interacción con su entorno.

El fiscal acusó a Ferrer i Guàrdia de querer cambiar la sociedad a través de la educación. «Era conocido como anarquista y masón. Unos 20.000 trabajadores de las canteras de mármol de Carrara hicieron huelga como rechazo a su ejecución», explica el investigador.

«Ferrer i Guàrdia creía que no se podía enseñar nada que no fuera científico, como la religión», declara Molas. «La Iglesia todavía lo ve como un hombre peligroso», lamenta.