Reencuentro fratricida con Guardiola

Paul Breitner y Ludovic Giuly fueron los exjugadores representantes  del Bayern y el Barça ayer.

Paul Breitner y Ludovic Giuly fueron los exjugadores representantes del Bayern y el Barça ayer.

JOAN DOMÈNECH
BARCELONA

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Barça-Bayern. Dos semanas y media de pasión. De emoción. De incertidumbre hasta que se conozca el nombre de los finalistas de Berlín. De alegría y pena mezcladas, en diferentes dosis. De ilusión y de preocupación repartidas. De sentimientos contenidos que explotarán el 6 y el 12 de mayo, fecha de los encuentros, reencuentros, mejor dicho, tan temidos como esperados.

Tan fraternales como fratricidas. El Barça se enfrentará a su sumo hacedor. Al entrenador que le convirtió en campeón de todo, en el rey del universo. Los restos de aquel Barça (Alves, Piqué, Mascherano, Xavi, Busquets, Iniesta, Messi y Pedro) que remodela Luis Enrique se miden a su arquitecto original. Ante Pep Guardiola. Dos antiguos coetáneos de generación (campeones olímpicos en Barcelona-92), compañeros en el Barça, como jugadores (1996-2001) y como técnicos (2008- 2011). La cita más indicada para evocar la primera célebre frase de Guardiola cuando se presentó con el Barça en el 2008: «Abróchense los cinturones».

CONTRADICCIÓN EN CASA / Al lado del Barça-Bayern, palidece el Juventus-Madrid, por mucho que Carlo Ancelotti se enfrente a su gran rival italiano como futbolista del Roma y el Milan y al equipo que dirigió entre 1999 y 2001 sin ganar un título, o que el exmadridista Álvaro Morata desee reivindicarse en el Bernabéu tras ser traspasado el pasado verano. Los madridistas celebraron el resultado del sorteo con alegría. Y alivio.

No fue así en Múnich. Ni en Barcelona. Más allá de que Barça y Bayern tengan motivos de estar preocupados por la potencia del rival. Guardiola se enfrenta al club de su vida, como Luis Enrique se enfrenta a un amigo, como Messi se enfrenta al impulsor decisivo de su carrera y Rafinha se enfrenta a su hermano Thiago. Habrá un Alcántara en la final. Mazinho, el padre, digerirá la peor tesitura de gestionar la contradicción absoluta: la alegría de un hijo coincidirá con la desolación del otro.

LOS CAMPEONES DEL MUNDO / El sorteo de Nyón abrió la compuerta de las emociones. El caudal irá creciendo a medida que se acerque el primer duelo. Los sentimientos encontrados nacen en los vestuarios y se desparramarán por la grada. A Guardiola le acompañan Manel Estiarte, Domènec Torrent, Carles Planxart y Lorenzo Buenaventura, otro exazulgrana como Pepe Reina y el exmadridista Xabi Alonso. Al Barça le alimenta el afán de superación por volver a la cima. Luis Enrique conduce al equipo por la senda del triplete. La vía europea encontró la piedra más dura: el Bayern de los campeones del mundo. De los Neuer, Lahm, Götze, Schweinsteiger, Müller…

El equipo de Luis Enrique mejora los números del Barça de Guardiola antes de proceder al recuento final de títulos: 42 victorias en 50 partidos. Pep sumó 37. La fortaleza creciente de los azulgranas contrasta con la debilidad alemana, también azulgrana esta temporada, claramente identificable. Los jugadores del Bayern han sucumbido a una epidemia de lesiones. La obsesión de Gardiola es recuperar a Ribéry, Robben y Benatia para la eliminatoria. Alaba, Badstuber y Javi Martínez están ya descartados.

EL FACTOR CLAVE / A Luis Enrique solo le interesaba hablar del Espanyol, antes de acceder a expresar su opinión, del rival y de su entrenador al que considera «el mejor del mundo» por varias razones. «Porque es mi amigo, porque ha ganado un montón de títulos, porque los ha ganado con un fútbol de ataque, por su idea del fútbol y porque es capaz de aprender un idioma muy difícil, como el alemán, para transmitir a sus hombres lo que quiere».

Guardiola, como es costumbre en él, expresó el máximo respeto hacia el adversario. Con más motivos tratándose del Barça. «Si cometemos en Barcelona los mismos errores que en los primeros ocho minutos de Oporto, la eliminatoria se quedará en Barcelona», adelantó, antes de convenir que una de sus mayores tareas tácticas será desactivar a Messi. «No hay sistema defensivo que pueda controlarlo; lo disfruté y ahora lo sufriré», confesó. Su estado físico y una lesión muscular mal curada fue clave cuando el Bayern volteó al Barça (4-0 y 0-3) hace dos temporadas. Ahora tiene salud y está motivado.