Análisis

Amnistía perjudicial

ANTONIO BIGATÁ

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Tiemblo al pensar en la posibilidad de que se dicte una amnistía/boomerang para el Barça en lo de la contratación de niños y jóvenes para la cantera. Tiemblo, porque ya solo falta eso para que se redondee y magnifique la agresión -por agravio comparativo, por exponerle a la vergüenza pública internacional de ser acusado de maltrato a unos menores a los que trata correctamente-- que ya le ha propinado irreversiblemente la FIFA.

¿Una amnistía final puede ser una nueva agresión al Barça? Exactamente.

He llegado a esa conclusión después de conocer el pronóstico que acaba de hacer Carles Rexach, hombre bien informado: «Habrá una amnistía total para todos. El caso es tan enrevesado que la única solución posible es una amnistía». Esa amnistía sería factible colarla con motivo de las próximas elecciones de la FIFA en las que se juega el cargo Blatter. Si gana, porque gana; si pierde, porque habrá nuevo presidente.

La treta del empleo

Hay una coincidencia sospechosa. Se baraja lo de la amnistía cuando trasciende discretamente que el Real Madrid, así como otros grandes equipos europeos, tras haber sido investigados resulta que, ¡oh sorpresa!, tampoco cumplían las normas. Porque ocurre lo que ya se dijo en su día: la reglamentación para evitar que los niños entren desprotegidos en el baile de los fichajes millonarios de antes de hora está mal hecha. Es prácticamente imposible frenar esos fichajes cuando las familias de los chicos quieren que se produzcan. Todos sabemos que el obstáculo principal levantado para que los niños no puedan abandonar el domicilio de sus padres, se sortea sistemáticamente. Los clubs ofrecen un empleo a los padres y el cambio de residencia de los niños queda camuflado dentro de un cambio de domicilio de sus padres por razones laborales. Con esta y otras argucias similares para sortear otras trabas, todos los clubs importantes -no sólo el Barça-- ha vulnerado la letra de la normativa.

Hasta ahora la agresión residía en que solo se había denunciado al Barça, y además se le había sancionado exageradamente. A partir de ahora, tras solicitar el club catalán que se analizase lo que hacían los demás, la FIFA sabe que es una práctica generalizada, que se ha metido en un verdadero jardín. Si ahora dicta una amnistía sin denunciar y poner a los pies de los caballos (como ha hecho con el Barça) a los demás clubs, el caso quedará para la historia como una transgresión hecha solo por el equipo catalán y perdonada.

Restituir la verdad

Lo que procede es que aflore lo sucedido. Que la FIFA reconozca que se ha equivocado o castigue a todos los que incumplían la regla (entre ellos, el Madrid) y sea entonces cuando dicte la amnistía. Pero, aun así, el Barça habrá sido un gran perjudicado de trato desigual. Porque ya ha cumplido parte de su castigo (pudo contratar en el último mercado de invierno) mientras los demás se irán de rositas como si fuesen inocentes. Por eso, una simple amnistía para el Barça sería injusta por incompleta, y una amnistía general (después de explicar la FIFA que todos hacían más o menos lo mismo) también le mantendría en discriminación negativa porque ya ha cumplido parte de la condena que no tenía que habérsele impuesto.

La única salida atinada sería restituir la verdad. Que la FIFA explique que el Barça ha tratado siempre correctamente a los chicos y añada que el cuidado prestado para su formación humana y cultural ha sido incluso superior que el de las demás entidades. Porque lo que ha existido ha sido un ataque a la imagen del Barça, y eso solo puede compensarse con una defensa internacional y solemne de la imagen del Barça.