Las deudas de Fomento en BCN

El ministerio suma proyectos y obras pendientes y a medias

Zona de obras de la macroestación de La Sagrera sin actividad, el viernes.

Zona de obras de la macroestación de La Sagrera sin actividad, el viernes.

RAMON COMORERA / BARCELONA

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Con el cambio político, profundo, del Ayuntamiento de Barcelona ha aflorado de nuevo, más allá de las prioridades del nuevo poder, esa deuda viva, permanente en los últimos años, del Ministerio de Fomento en las infraestructuras de transporte de la capital y la región metropolitana. De ello trató el miércoles la líder social de acción directa devenida alcaldesa por Barcelona en Comú Ada Colau con la ortodoxa y titular estatal del ramo por el PP Ana Pastor. Hasta siete clásicos y un estreno hubo sobre la mesa. Al final, anuncios de inmediatez poco concretados de Pastor, y satisfacción formal pero con aviso de seguimiento exhaustivo de Colau ante tantos incumplimientos acumulados. En definitiva, bien poco que no estuviera previsto como dio a entender el secretario de Estado Gómez-Pomar. Los caminos de Fomento son muy lentos, también kafkianos y suman proyectos pendientes y a medias.

La alcaldesa había mostrado sus cartas con contundencia en julio en el plantón al inicio de obras del tren del aeropuerto. Con el metro de la L-9 en ciernes, las prioridades son otras, fue el mensaje. La brecha se mantuvo ahora, aunque matizada. Pastor había mostrado talante horas antes de la entrevista diciendo que solo un juez podría parar unas obras muy importantes. Fomento sin duda sabe que lo son y por ello sostuvo que esos 268 millones no salen en el cómputo de las prioridades de Barcelona. La alcaldesa pensó que ya echaría cuentas y lo encajó.

Plan urgente

Rodalies es una pieza esencial en el transporte público metropolitano y así lo planteó Colau, como lo hicieron ya sus antecesores. Los graves problemas de fiabilidad de la red y los túneles saturados al borde del colapso requieren aplicar con urgencia el plan especial de 306 millones pactado, como máximo hasta el 2016, con la Generalitat, versión muy recortada del programa global del 2009 de 4.000 millones.

Pastor esgrimió el contrato en trámite del nuevo sistema informático del centro de control de tráfico centralizado situado en la estación de França, cuya caída por dos veces en los últimos meses causó caos monumentales. Pero ni esta inversión ni el inicio de la instalación en un primer tramo entre L'Hospitalet y Mataró del sistema europeo de tráfico ERTMS se incluyen en ese plan urgente del que a principios de año solo tenía licitado el 20%, según un balance de la Generalitat.

Los presupuestos del 2016, tan prematuros como insólitos, que el PP aprobará días antes de las elecciones generales de diciembre incluyen reformas de ese programa en 25 estaciones, catenarias y subestaciones eléctricas. Es parte de lo mucho pendiente, pero esa previsión con cuentagotas deberá corresponder a una ejecución real, algo que en las cuentas de Fomento no siempre ocurre.

La cada año menor aportación estatal a la financiación del transporte metropolitano, proporcionalmente lejos de la contribución fiscal catalana, figuraba en las previsiones de Colau. Fue un amago pues las dos partes orillaron la cuestión, hecho que reprochó después el exalcalde Xavier Trias. Los textos contiguos tratan los otros cinco temas de la deuda viva de Fomento con Barcelona.