Tendencias. POESÍA Y MÚSICA

Costureras de poesías

Crear poemas personalizados para acercar la poesía a aquellas personas que la consideran aburrida. Llevar el arte a la calle es la apuesta de Jo Graell.

Cotoners, 8. Abre el sábado, de 18.00 a 20.00 horas y el domingo, de 12.00 a 16.00 horas.

Jo Graell, creadora de la Expendeduría Poética, en el laboratorio de creación.

Jo Graell, creadora de la Expendeduría Poética, en el laboratorio de creación.

ANNALISA PALUMBO
BARCELONA

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Escondida en el corazón del Born, Expendeduría Poética es un local donde Jo Graell y sus poetógrafas crean y venden poemas a medida como si fuesen costureras. Junto a la puerta, un distribuidor automático de poemas funciona con monedas de un euro. Al otro lado del escaparate, dos chicas en uniforme azul están sentadas detrás de unas máquinas de escribir. Sus dedos con esmalte rojo vuelan sobre los teclados. Componen poesías.

La idea es de Jo Graell, que en su día a día trabaja en el ámbito de videoarte. «Quería crear un espacio de inmediatez e interpretación, donde la gente que piensa que la poesía es aburrida se lo pase bien y le dedique atención e interés», explica.

El ambiente, a medias entre una galería de arte y un espacio poético, está dividido en dos partes. Al entrar, las dos mesas con máquinas de escribir constituyen el laboratorio creativo. En el suelo están pintadas unas huellas que el cliente debe seguir como si fuesen los pasos de un recorrido. «Tenemos normas estrictas, que nadie se puede saltar», sonríe Graell. El proceso de creación es como una cadena de montaje. Se rellena una hoja oficial con el nombre del cliente y tres palabras elegidas entre las que se exhiben en el mostrador. El papel se entrega a la primera poetógrafa, que compondrá el poema con las palabras escogidas. La segunda sellará el documento oficial y entregará la poesía. El último paso es el de depositar la tasa en el buzón: importe mínimo, un euro. «Hemos elegido no poner precio a los poemas. Hay gente que deja 20 euros y otros vacían la cartera de todos los centavos que no quieren», cuenta Graell.

Todos los poemas están escritos en castellano, aunque si hay suficientes poetógrafas, se intenta traducirlos para quienes lo pidan. «Aquí colaboramos 12 personas. Es algo voluntario y no estamos todas a la vez. Para poder abrir tenemos que ser un mínimo de cuatro», cuenta Graell.

Una vez obtenido el poema se pasa a la parte trasera, un pequeño espacio parecido a un teatro donde músicos y poetas trabajan con palabras y notas en un círculo simbiótico. «Escuchar los comentarios de la gente compensa. Eso es único. Todo lo demás es una trampa», termina Jo. Hoy actuarán los músicos de jazz Valentín Carranza y Carlos Rodenas. Mañana, vermut musical con Oscar Carreras y Salva Blanco.