PREOCUPACIÓN SOCIAL

Navidad sin cortes de energía

El AMB planta cara a la pobreza energética con 5 millones de euros

LUIS BENAVIDES

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La energía es necesaria para conservar los alimentos, para cocinar, para tener agua caliente sanitaria y para mantener el hogar cálido durante los meses de invierno. Cuando las familias no pueden hacer frente a las facturas de los suministradores de electricidad, gas y agua entran en una situación de pobreza energética y su calidad de vida se resiente, sobre todo cuando bajan las temperaturas.

La falta del confort básico en el hogar afecta, entre otras consecuencias, a la salud de las personas. Para evitar estas situaciones al límite derivadas del corte de suministros energéticos y garantizar unos mínimos de bienestar a toda la ciudadanía, el Àrea Metropolitana de Barcelona (AMB) ha presentado el Programa metropolitano de medidas contra la pobreza energética.

El programa, aprobado por unanimidad en el último pleno del Consell Metropolità, celebrado el pasado martes, supone la creación de un fondo de cinco millones de euros para evitar  cortes de energía y colaborar con los ayuntamientos metropolitanos a la hora de hacer frente a los impagos de  personas en situación de vulnerabilidad, en su gran mayoría personas mayores, personas dependientes y madres de familia monoparental con personas a su cargo. «Se trata de echar una mano a los ayuntamientos, para llegar a más gente, porque sabemos que hay mucha gente que necesita ayuda», explica Antonio Balmón, vicepresidente del AMB, quien subraya que el fondo del programa proviene de unos «ahorros que no comportarán recortes en otras partidas».

El programa metropolitano se mantendrá vigente hasta agotar totalmente la dotación. Con esta dotación, el ente metropolitano espero poder cubrir los próximos tres o cuatro años.

A TRES BANDAS. El  programa del AMB es, en palabras de Balmón, «pionero» y desea dar «una respuesta efectiva» a través de acuerdos de procedimiento con los diferentes ayuntamientos metropolitanos y sus servicios sociales básicos, así como con las compañías de agua, gas y electricidad que operan en el ámbito metropolitano. «La adhesión es voluntaria, pero de las compañías esperamos algo de responsabilidad social», añade Balmón.

Los casos de pobreza energética en los municipios metropolitanos, admiten fuentes del AMB, están en aumento «como consecuencia directa del desfavorable contexto económico».

Según Cáritas Diocesana, desde el inicio de la crisis, «se han multiplicado por ocho los hogares que han recibido ayudas para hacer frente a los suministros, y por 13 el importe destinado», en referencia a la subida tarifaria de algunos servicios. En este mismo sentido, un estudio presentado por la asociación Ecoserveis observa que «los ingresos destinados a energía pasaron del 4% en el 2007 al 6% en el 2012», con una tendencia al alza.