Messi, Nzonzi, Monchi y Jurassic Park

Sé que existe la religión, la política, la física, la química, la literatura, la poesía, el fuego, la lluvia, la Luna, Apple, Bill Gates…pero no hay nada como el fútbol. Nada. Entiendo que la intelectualidad lo desprecie. Les supera. Viendo partidos como el de este domingo, viviendo en un estadio (¡se lo juro! ¡yo lo he padecido!) donde tiembla el asiento, cuando el público canta 'El Arrebato', uno entiende que se pare el mundo.

Entiendes que la gente solo hable de por qué no se renueva ¡ya! a Leo Messi. Porque hay demasiada gente agarrada a él. ¿Lamentable? No sé, pero así es. De ahí que alguien escriba este tuit: "Es muy sencillo, señor Bartomeu, si Messi le pide un dinosaurio para renovar, va usted a Jurassic Park y se lo trae. Eso es sentido común".

Porque, digo, puede que tenga algo de religión (o mucho), de política, de física (seguro), de química (¡vaya que sí!), de literatura (cómo no), de poesía (todo), de fuego, lluvia y Luna, pero lo realizado anoche por el Sevilla (y por el Madrid ¡que caray!), encandila a cualquier cerebro. Humano.

UN PÚBLICO QUE ENLOQUECE

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Porque todo eso lo hizo un equipo sin ser Madrid y Barça. Lo hizo un equipo que cree y un público que enloquece cuando huele la sangre del adversario. Lo hizo un tipo llamado Ramón Rodríguez Verdejo, al que todos llaman Monchi, que ha vuelto a inventarse jugadores como un tal N’Zonzi ¡Dios de dónde ha salido ese monstruo, que come algo más que galletas! Y ese abuelete llamado Mariano, de 30 tacos, y ese resucitado (no sé si a base de inyecciones) conocido como Nasri.

Ese Sevilla, que ha estado presente en los dos mejores y grandiosos partidos de esta temporada (derrota ante Barça y victoria frente al Madrid), presentó su candidatura al título en el minuto Sergio Ramos, gracias a un espectacular cabezazo del defensa blanco…a la escuadra de un estático Navas. Y, luego, un debutante, Jovetic (ven, otro as en la manga de Monchi), puso la Liga, sí, sí, la Liga patas arriba. Hay vida.