Messi, en la pantalla de plasma de Cristiano

Odia esa silla. Para él provoca electricidad. Es más, cuando se sienta en ella tiene la sensación de que alguien va a iniciar una cuenta atrás y que no hay llamada del alcaide alguno que evite, a última hora, el intento de ser electrocutado. Luis Enrique vive feliz, con los suyos, rodeado de amigos, en bici, ciego de ver las jugadas que le muestra en la pantalla gigante de su ordenador Juan Carlos Unzue (“suerte que no hay dos o tres entrenadores más como Pep, de lo contrario esto sería agotador”) y su único momento de engorro, odioso, eléctrico (pero eléctrico por el peligro de morir en la comparecencia) se produce cuando se sienta frente a los periodistas, sea donde sea, antes o después de los partidos, poco importa. Aborrece esa cita, que sabe ineludible. Él pagaría buena parte de su sueldo por evitarla.

SIN COMPARACIÓN CON CR7

El miércoles, después de que su equipo golease al Manchester City milmillonario, con un Leo Messi estelar (como siempre; no como casi siempre, no, no, como siempre) y el 37 ‘hat-trick’ del argentino, Luis Enrique sacó a pasear una de esas frases que tienen miles de destinatarios y que todos, todos, suponemos un torpedo en la línea de flotación de esos medios madrileños (¿madridistas?) que tratan de convertir a Cristiano Ronaldo en el mejor futbolista del mundo. Y no, amigos, no, también esas gentes, aunque les duela, saben que el mejor es, con mucho y por mucho (¡ojalá por mucho tiempo!), Leo Messi.

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Por eso la frase de Luis Enrique tiene mensaje y es, sin duda, un aviso para navegantes. O náufragos. Es curioso, pero, a veces, queriendo o sin querer, ‘Lucho’ descubre que esa silla eléctrica, ese púlpito, es un buen sitio para lanzar mensajes, que procediendo de su boca, casi siempre mudita y discreta, se convierten en una auténtica bomba. De ahí que, tras el último ‘hat-trick’ de la ‘Pulga’, dijese: “El que dude que Messi es el mejor futbolista del mundo es, simplemente, un ingenuo”. Y, sí, hay que ser ingenuo para tratar de colocar a alguien, quien sea, pongamos que hablamos de Cristiano Ronaldo, por delante del nuevo ‘D10S’ del fútbol.

ELOGIOS MÁS QUE MERECIDOS

Por eso, tal vez, después del cero de CR7 en la goleada del Real Madrid al Legia (no hablemos de su nuevo enfado por no haber sido protagonista de ese triunfo), la prensa de Madrid se volcó en elogios al mejor jugador del mundo. “El fútbol es de Messi”, tituló el ‘As’, que comparaba a la ‘Pulga’ con Muhammad Ali, Michael Jordan y Usain Bolt. Un ser único. “Messi hace lo que quiere”, señalaba ‘Marca’, que añadía: “El balón es del argentino, el partido lo gobierna a su gusto y lo guía hacía donde él quiere”.

Ven, eso es lo que define al mejor futbolista del mundo, que no goleador, que no ‘cazagoles’, que no rematador. Porque Messi, además de jugar, de marcar, hace jugar a los demás. Sin olvidar, perdón, que Leo ya es el Pichichi de la Champions, mal que le pese a CR7 y sus aduladores, que esperan, este año sí, la revancha en la gala del Balón de Oro. Pero, aún y con todo, esa noche, Messi seguirá siendo el mejor futbolista del mundo, que, encima, le regala a Neymar el penalti que le hicieron los del City.

Porque, sí, es un poco ingenuo seguir pensando que Messi no es el mejor futbolista. Lo es, sí.