El PSOE, refundarse o morir

Después de la conversión de Zapatero al neoliberalismo (tras los recortes sociales anunciados el 12 de mayo del 2010), el PSOE ha confirmado el camino de divorcio de su electorado, ya iniciado en la última época de González. A partir de ahí, este partido queda abocado a la extinción paulatina, o a su refundación.

Actualmente, medios de comunicación, grupos de interés y hasta notables del propio partido, se lanzan (léase Vara entre otros) contra la dirección actual y su secretario general porque no es de su gusto o porque pretenden llevar el agua a su molino.

La campaña de acoso y derribo está en marcha; solo queda convencer a la clientela de que Pedro Sánchez es la causa de todos los males según a los promotores de la campaña. Quizá podremos ver relatos como que es el culpable de que Rajoy no pueda formar gobierno, del aumento de la pobreza y la desigualdad, de todas las leyes antisociales del PP, de sus hachazos a la hucha de las pensiones, de su ley mordaza, del calentamiento global y hasta de que el sol se ponga por el oeste.

Las maniobras de estas élites acomodadas para derribar a la dirección actual, hacen pensar que el peor enemigo del PSOE puede estar dentro. No sintonizan con su electorado y recuerdan a las que utilizaron en su día para apartar a Josep Borrell.

Pedro Sánchez ha prestado un servicio a la democracia poniendo en marcha el reloj al presentarse a una investidura, mientras que Rajoy renunciaba para seguir mandando "en funciones". También tiene razón cuando dice que el PSOE debe ser la alternativa al PP, no su socio. Pero no es deseable la desaparición de un partido con la historia y la antigüedad del PSOE; por eso, debe plantar cara a las élites neoliberales, analizar y reconocer los errores cometidos por sus antecesores,  pedir disculpas, soltar lastre y refundar el partido de forma coherente con el significado de sus siglas.