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21-D, Unas elecciones distintas e imprevisibles

Urnas en las elecciones del 2008. 

Urnas en las elecciones del 2008. 

Jesús Pichel

Las cargas policiales del 1-O, el encarcelamiento de los Jordis y parte de los consellers, y la aplicación del 155, sin duda han provocado mucha indignación y un profundo rechazo en buena parte de la población catalana, no solo independentista.

Sin embargo, la convocatoria de elecciones para el 21-D en cierta medida ha actuado como bálsamo no tanto para rebajar la indignación, como para calmar los ánimos: a regañadientes o encantados, todos los partidos han decidido presentarse a ellas. Pero a nadie se le escapa que estas son unas elecciones distintas a las anteriores, empezando porque las ha convocado el presidente del Gobierno y no el president de la Generalitat. Son tantas las nuevas circunstancias que, hoy por hoy, parece imposible pronosticar cabalmente los resultados.

Se daba por seguro que ERC ganaría las elecciones -incluso con Junqueras resistiendo preso y Rovira encabezando la lista-, pero nadie sabe qué tirón electoral tendrá la "lista del president", que desde Bruselas se presenta como presidente legítimo de la Generalitat -y de la República nonata-, bajo las siglas JxCat, tan parecidas al difunto JxSí. No es posible anticipar tampoco qué efecto tendrá la inclusión en las listas del PSC/PSOE de miembros de la antigua CiU -y el apoyo explícito de Duran-, ni cómo afectará a la CUP la alianza En Comú Podem, liderada por Domènech. Cómo será el reparto de votos españolistas entre el PP y C's tampoco es calculable hoy.

Se da por cierto que la participación el 21-D será masiva. Pero tampoco se puede prever cuánto afectará a cada partido, porque probablemente se movilizarán electores de todas las opciones que prefirieron quedarse en casa en las últimas elecciones. Quizá lo más predecible es que habrá siete grupos distintos en el Parlament y las alianzas serán complejas porque puede darse una paradoja: si en el 2015, los independentistas perdieron en votos, pero ganaron en escaños, su fragmentación actual podría producir que el 21-D ganasen en votos pero no en escaños.

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