TRANSFORMACIÓN DE UN EJE FUNDAMENTAL

La propuesta de Colau para la Ronda de Dalt solo cubre el 24% de la arteria aún al raso

RONDA DE DALT

RONDA DE DALT / periodico

CARLOS MÁRQUEZ DANIEL / BARCELONA

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Abordar la cobertura de la Ronda de Dalt no era una prioridad para el gobierno de Ada Colau. Al menos no a corto plazo, porque aunque sí aparece en el programa electoral de Barcelona en Comú, sin excesiva concreción, el gobierno pretendía impulsar antes otras iniciativas, materias de calado más social. Pero la presión vecinal y política ha provocado que este proyecto avanzara algunas casillas en la clasificación de asuntos imperiosos. La propuesta presentada el martes a los barrios, que deberá pasar por el filtro vecinal y por el pleno municipal antes de aprobarse, trasciende el caso concreto de la arteria, ya que resume el 'karma' urbanístico que quiere impulsar el ayuntamiento en toda la ciudad. Busca, a grandes rasgos, "reducir la fractura urbana que genera esta vía" y conseguir "mejorar la calidad de vida de los vecinos del entorno". Meritorios objetivos. Cómo lograrlos es lo que ha caldeado el ambiente entre los residentes, que tenían en mente algo mucho más ambicioso; básicamente, que la autopista desapareciera de su vista. La cobertura total que se les prometió. El boceto actual solo resguarda el 24% del total del trazado que sigue al aire libre entre la plaza de Alfonso Comín y la Meridiana.

El proyecto del equipo de Ecología, Urbanismo y Movilidad -90 páginas que pueden consultarse en la web de transparencia del consistorio-, se divide en cinco tramos que recorren los distritos de Sarrià-Sant Gervasi (tramo 0, que se abordará en el futuro porque ni siquiera hay estudios encargados), Gràcia (tramo 1), Horta-Guinardó (tramos 2 y 3) y Nou Barris (tramo 4). La propuesta municipal afecta a estos tres últimos sectores, que sí cuentan con un trabajo previo de análisis, licitado en tiempos de CiU. La propia alcaldesa ha explicado que el diseño bebe de esos ensayos, aunque, tal y como admitió la teniente de alcalde Janet Sanz, han tenido que adaptarse a los significativos cambios impuestos por el actual equipo municipal, una treta legal que los vecinos desaprueban.

CALLES POR LATERALES

Entre los objetivos generales de la operación, "reconvertir las actuales calzadas laterales en calles de la ciudad", integrar la bicicleta, reservar un carril a transporte público, lograr reducir el tráfico entre un 20% y un 25%, "mejorar la transversal de proximidad entre barrios" y reducir la contaminación acústica. Todo, según el informe presentado a los vecinos, "sin modificar el trazado ni las rasantes del tronco central de la Ronda de Dalt", algo que sí contemplaban los convergentes, que nunca alcanzaron este nivel de detalle pero sí prometieron, en connivencia con el PSC, lo que los vecinos llevan casi 30 años implorando. Eso sí, a un precio nada desdeñable: 400 millones, una cifra que llevó a Colau a definir el plan como "faraónico y maximalista".  

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Sobre las coberturas totales, y ahí el enojo de los residentes de Horta-Guinardó, el consistorio sostiene que las limita "a los lugares en los que estén claramente justificadas, por la concurrencia de dar soluciones a distintos problemas a la vez, y donde las condiciones físicas, geométricas y topográficas lo permitan". Entre la plaza de Alfonso Comín y el cruce con la Meridiana hay 5,9 kilómetros. En este tramo, la Ronda de Dalt discurre al raso a lo largo de 3.795 metros (476 metros en Gràcia, 2.855 en Horta-Guinardó y 464 en Nou Barris). Analizado el proyecto con detenimiento, la previsión es cubrir completamente, es decir, tapar de manera que no se vea el cielo desde ningún punto de la calzada si se mira en vertical, unos 910 metros (605 metros en Horta-Guinardó y 305 en Nou Barris), o sea, el 24% de lo soñado por los barrios. Este porcentaje provocó que los afectados plantaran a Colau en la comisión de seguimiento de la cobertura de la vía, el pasado martes por la tarde. Este viernes por la mañana, menos en caliente, en rueda de prensa, está previsto que las cinco asociaciones de vecinos del entorno de la Vall d'Hebron expresen su malestar ante la propuesta y compartan su hoja de ruta ante un plan que consideran "una tomadura de pelo y una imposición".

PEQUEÑOS PARCHES

El gobierno apela al dinero para reducir el presupuesto del plan anterior a casi la mitad, 206 millones de euros, de los cuales solo aportará 15 en los próximos tres años, y no por voluntad propia, sino por imposición de los socialistas a cambio de su voto afirmativo a la modificación de crédito del presupuesto del 2016. Pero también a su modo de concebir el espacio público. Por eso no se conforman con esconder la Ronda de Dalt. Imaginan un entorno con bicicletascarril buszonas verdes, mejor conexión con la montaña y 20 nuevos puntos de unión entre ambos lados de la cicatriz. Un modo de entender la reforma a través de cubiertas parciales, pasos aéreos y subterrános, un parque central entre Vall d'Hebron y Montbau (este sector requeriría 82 millones de euros) y pequeños parches entre el velódromo y la plaza de Karl Marx. Es este el tramo que mayor controversia genera, puesto que el anterior gobierno había planteado construir un túnel paralelo al metro que permitiera convertir la calzada actual en terreno ganado para el ciudadano. Eso, ahora, está totalmente descartado.

En resumen, lo que plantea Barcelona en Comú se queda a las antípodas del sueño de los vecinos porque parte de una premisa distinta que nada tiene que ver con las pretensiones de tiempos pretéritos. El gobierno afronta el asunto como si se tratara de una calle cualquiera de la ciudad, esto es, intentando aplicar su ADN urbanístico al margen de la historia que arrastre el caso concreto. Por eso la cobertura, para el equipo de Ada Colau, no es una prioridad, porque a su modo de ver, y al margen de la millonada que requeriría tapar toda la arteria, la conexión entre los barrios bien puede lograrse con las pasarelas o con los voladizos sobre los que irá el vial ciclista.

El trabajo realizado por técnicos municipales aporta imágenes virtuales que ayudan a hacerse una idea del resultado que tendrá la obra. Pero incurre en alguna que otra trampa, ya que parece incluir como nuevas muchas zonas verdes que ya existen. La alcaldesa entendía el martes el enfado de unos vecinos "que llevan años aguantando mentiras y falsas promesas".