Messi: 300 goles, 301...

La estrella argentina firma un doblete espectacular en El Molinón que le permite, además, seguir haciendo historia en el Barça

TRIDENTE. Messi, Neymar y Suárez son toda una garantía en la Liga de Campeones.

TRIDENTE. Messi, Neymar y Suárez son toda una garantía en la Liga de Campeones.

DAVID TORRAS / GIJÓN

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Cada día, Leo Messi escribe una página nueva de la historia. En cada partido, deja imágenes inolvidables sin importarle rival ni escenario. Da igual que sea el Camp Nou para reinventar el penalti de Cruyff que emocionó a Cruyff. Da igual que sea El Molinón, la casa de toda la vida de Luis Enrique, su entrenador. No mira con quien juega sino que irradia grandeza con sus espectaculares goles, todos ellos históricos. Hasta los que no marca como sucedió cuando Suárez se metió en la trama que había pactado Leo con Neymar. O en Gijón donde decidió demostrarle, tal vez, a Cristiano que no hay nadie capaz de colarse en su mente.

Por mucho que presuma el portugués de saber la verdadera razón por la que tramó el penalti de Cruyff ante el Celta. Quizá sepa por que ayer también decidió dejarle a Suárez tirar el penalti cuando tenía la posibilidad de firmar un triple. No está Leo ya para esas pequeñas cosas, para él, claro, sino para crear relatos nuevos que trascienden por encima de un simple partido de fútbol. Pasó en tres días del penalti de Cruyff al gol 300 en la Liga. Y al 301... Dos goles, de nuevo, históricos y, al mismo tiempo, tan diversos en su ejecución. 

Exterior e interior

Cuando se pone, no lo hace para cualquier cosa. Apareció Messi, con el brazalete de capitán en su brazo izquierdo, luciendo la senyera, y dibujó una jugada delicada para abrir la puerta de la muralla del Sporting. Se asomó al balcón del área para firmar un envenenado zurdazo que se iba alejando burlonamente de Cuéllar, el meta del equipo asturiano. Imaginó el portero que trazaría una combita hacia la izquierda y cuando se levantó vio la pelota dentro. Era el gol 300 del 10 en la Liga. El empate, un minuto después de Castro, activó la ira futbolística de Messi. Tampoco se conformó con un gol cualquiera, permitiendo descubrir que hay páginas nuevas en su catálogo, páginas nunca vistas antes.

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Si el primero fue con el interior, el segundo fue con el exterior. Demandaba quizá el balón golpearlo con la derecha tras el pase de Suárez. Pero Messi no entiende de viejas reglas, empeñado como anda en construir acciones singulares en todo momento. Con una furia desconocida en el tiro, el 10, y con el exterior, fusiló literalmente a Cuéllar dejando otro gol para el recuerdo. Era el 10.000 en la historia del Barça, pero el club argumentó que era el 9.995. No cuenta con los cinco que se marcaron en la Copa de Oro de Argentina (1945).

241 con la izquierda

Pero el verdadero impacto de Messi en la historia se mide por el poco tiempo (5 años 1 11 meses) que ha necesitado su Barça para pasar del 9.000 al 10.000, según algunas fuentes de las que discrepa el Barcelona. Del 8.000 al 9.000 se necesitaron, por ejemplo, 9 años; del 7.000 al 8.000 tuvieron que pasar poco más de ocho y del 6.000 al 7.000 una década. Apareció Messi, el zurdo prodigioso, y cambió absolutamente todo desde que debutó en octubre del 2004 ganando siete Ligas. Ha marcado 241 goles con la pierna izquierda, 47 con la derecha, 12 con la cabeza y 1 con la mano. Pero no solo se dedica a festejar goles sino que también los reparte regalando 119 asistencias. Ahora, por ejemplo, regala penaltis: uno a Neymar que marcó Suárez y otro que dio a Suárez, pero erró el delantero uruguayo.

Messi, que huele ya el retorno de la Champions, está disfrutando de ser el Messi más generoso.

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