Xavier Sardà asiste a su funeral (#0, M+). Tú y yo somos tres. Por Ferran Monegal

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No sé si buscaban una metáfora, pero el arranque del funeral que le han hecho a Xavier Sardà en el programa El cielo puede esperar El cielo puede esperar(#0, Movistar+) ha sido acertado. Resulta que Sardà estaba en su casa, tranquilamente, tocando el saxo, y de pronto le entra por la ventana un rayo verde procedente de Marte con intención de achicharrarle. ¡Ah! Es comprensible este ataque. La mayoría de aquellos marcianitos que él encumbró en Crónicas marcianas hoy pululan por los subsuelos televisivos, en espera de destino, desperdigados. Hacen algún bolo ocasional, aquí y allá, una cosa triste, errática, dependolada. Ellos esperaban que Sardà montase de nuevo otro planeta Marte y les volviese a llamar. Y claro, están la mar de cabreados. Por eso le mandaron un rayo verde. Para electrocutarle. Pero Sardà resistió, y ha asistido a su propio funeral la mar de feliz y campante.