Puede morir aquí mismo, no se lo pierdan. Tú y yo somos tres. Por Ferran Monegal

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No se consiguen los notables índices de audiencia que logra cada semana Got talent España mezclando solamente una sucesión de varietés. Hay que añadir dos ingredientes básicos, que Tele 5 sabe trabajar con especial virtud. Uno es el frikismo. Incrustar un friki que provoque el despiporren de los que consumen este tipo de televisión, es un pasaporte al triunfo. En 2017, por ejemplo, hicieron ganar este concurso a una criatura estrafalaria y patafísica llamada El Tekila. Eso de potenciar lo estrambótico ya nos lo enseñó hace muchos años Chicho Ibáñez Serrador, cuando hizo debutar en El semáforo (1995, TVE-1) a la extravagante pareja Cañita Brava y José Failde. El otro ingrediente que trabajan en Got talent, al unísono, es el espanto, el morbo del susto, el miedo, la angustia. O sea, lo que ya nos advertían hace medio siglo en La Codorniz: tiemble después de haber reído. La risa, seguida de una buena tragedia, en la tele es una combinación imbatible.