Ofrenda floral frente al monumento de Rafael Casanova en Barcelona.

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El independentismo, que había demostrado en las últimas ocho 'diades' su vasta capacidad de movilización, se dio un respiro este año. Las recomendaciones sanitarias, las restricciones de acceso a los actos por culpa del coronavirus y también el sol, que inducía a dedicar el puente más al ocio que a la reivindicación, devolvieron la Diada a magnitudes de la era previa al 'procés'. Sin embargo, los mensajes políticos evidenciaron que el independentismo está en guardia y en "plena confusión" –en palabras de la presidenta de la ANC, Elisenda Paluzie–, a la espera de que Quim Torra ponga fecha a las elecciones que hace ocho meses prometió convocar.