Colas en el Túnel del Cadí para acceder a la Cerdanya y para salir de ella

Navidad pintaba bien en la Cerdanya y el Ripollès. La libertad para moverse por Catalunya y poder celebrar las fiestas más importantes del año para la mayoría de familias había llevado a hosteleros y restauradores a llenar sus neveras. Llegaban las reservas de gente que decidió entonces pasar la Navidad tranquilos y seguros en un apartamento o casa rural. Todo controlado. Un tercio del aforo en bares y restaurantes y del 21 al 28 de diciembre daba algo de respiro en los negocios que veían en las ganas de salir de la ciudad de manera controlada algo de alegría para sus cajas. “Escudellas y carns de olla y canelones, todo estaba listo. Y, de un día para otro, todo anulado”, describe la propietaria del restaurante Cal Jet de Ger, en la Cerdanya, Sandra Vidal.