Ahorro extremo

La reflexión de una mujer que se pasó años sin vida social para ahorrar 200.000 euros: "Me sentía miserable"

Los resultado de pasarse varios años recluida en su casa

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hucha / Stevepb

A. Niego

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Ahorrar es uno de nuestros grandes objetivos a largo pazo. Conseguir acumular un dinero que nos permita vivir un poco más holgados o al que podamos recurrir en caso de emergencia es lo que buscan la mayoría de las personas, pero con los gastos del día y los altos precios cada vez se hace más complicado.

Existen diferentes trucos que nos pueden ayudar a ahorrar, pero hay quien pone en práctica medidas extremas que, como en este caso, a largo plazo puedes tener consecuencias y eso es lo que ha vivido Gwen Merz, una estadounidense que durante unos años se puso como meta el conseguir acumular dinero suficiente en su cuenta como para retirarse joven.

Empezó este plan con 23 años, cuando consiguió su primer trabajo y logró ahorrar 200.000 dólares (184.610 euros) en apenas cuatro años, pero para ello ha tenido que sacrificar muchas cosas. Ahora se ha dado cuenta de que se perdió muchas cosas de la vida y que su sistema no estaba del todo bien planteado porque sufrió carencias en las relaciones personales, sentimentales y profesionales.

Así lo confesó ella misma para la revista 'Business Insider' a la que confesó haber llegado a sentirse "miserable", aunque no se arrepiente porque ahora tiene todo ese dinero y otra mentalidad.

En su primer trabajo tenía un sueldo de 65.000 dólares al año (alrededor de 60.000 euros), de los que ahorraba un 75% reduciendo gastos al máximo. Y ¿cómo lo hacía? Compartiendo su casa sin tener necesidad, no acudiendo a ningún evento, invitando a sus amigos siempre a casa a jugar a juegos de mesa y evitando las salidas con los compañeros de trabajo.

Cinco años después de su estricto método de ahorro y con 200.000 dólares en su cuenta, logró encontrar un trabajo en el que sí sintió que quería desarrollar una dilatada carrera como informática, por lo que su objetivo de tirarse joven cambió empezó a gastar algo más en su ocio. .

Ahora está prometida, tiene casa propia, un trabajo que le gusta y, aunque mantiene esa personalidad ahorradora, disfruta más porque no quiere volver a sentirse vacía.

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