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Limpieza

Limpieza / Pexels / Cotton Bro

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La limpieza del hogar puede ser una de las tareas más fatigantes, más si se acumula la faena con el paso de los días. Por esta razón, es importante mantener ciertos hábitos que, por muy prescindibles que puedan parecer, ayudan a ahorrar tiempo a la hora de desinfectar u ordenar habitaciones.

Asimismo, la organización previa a llevar a cabo cualquier tipo de acción resulta indispensable para conseguir una limpieza profunda exitosa, así como tener en cuenta ciertos elementos del mobiliario que pueden pasarse por alto.

Organización y constancia

Ayudarse de listas u horarios para la realización de tareas de limpieza puede ser una buena vía para mantener la organización por medio del seguimiento de diferentes pautas. Este tipo de herramientas ayuda a marcar fechas límite para completar ciertos oficios, por lo que evitar que estos se pospongan ayudará a evitar que se acumulen.

La constancia es el otro factor que influye directamente en la duración de las tareas de limpieza del hogar. Adquirir hábitos de forma periódica no solo evitará tener que concentrar todos los objetivos en una franja, sino que mejorará el orden de algunas habitaciones de las cuales se hace un uso habitual. Así pues, asear bien los baños con frecuencia, limpiar bien la cocina antes de ir a la cama, rodar los muebles una vez al mes para arrancar la suciedad y poder barrerla o aspirarla, y desocupar la nevera semanalmente con el objetivo de pasar un trapo mojado son solo algunas de las costumbres que mejorarán los resultados de una limpieza profunda.

Muros, techos y... ¡Armarios!

La limpieza del armario es uno de los puntos obligatorios a la hora de evitar acumulaciones de suciedad y polvo. Lavar la ropa después de estar almacenada durante largos períodos de tiempo o deshacernos de aquellas prendas que ya no vayamos a utilizar no solo liberará un espacio aprovechable dentro de estos muebles y eliminará malos olores, sino que facilitará las tareas de limpieza sobre el mismo. Para lograrlo, basta con inspeccionar el guardarropa una vez a la semana.

Más allá del mobiliario, las paredes y los techos también son puntos de especial concentración de bacterias y microorganismos, por lo que trabajarlos de abajo hacia arriba, alcanzando elementos como lámparas o ventiladores, también es un paso imprescindible a seguir.