Calor extremo

Llegan las noches "más que infernales": las mínimas no bajan de 35 grados en varias localidades

Las noches tórridas y tropicales agravan la epidemia de insomnio: "Estoy desesperada"

El calor extremo actúa como disparador de los trastornos mentales

Atardecer caluroso en una localidad costera

Atardecer caluroso en una localidad costera / Mehmet Kalkan / 123RF

Valentina Raffio

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"Cuando los termómetros no bajan de 20 grados se llaman noches tropicales. Cuando no bajan de los 25 son noches tórridas. Y cuando no bajan de los 30 son infernales. ¿Pero cómo llamamos a las noches en las que no se baja de los 35 grados?", comenta el meteorólogo Rubén del Campo, de la Agencia Estatal de Meteorología, al ver los registros de estos últimos días. Tanto en la noche del viernes como en la del sábado, en varias localidades canarias los termómetros no bajaron de los 35 grados ni siquiera durante la madrugada. Se trata de una cifra totalmente anómala incluso para los veranos españoles.

La madrugada entre el viernes y el sábado, por ejemplo, en el municipio de San Bartolome Tirajana, en provincia de Las Palmas, las mínimas no bajaron de los 35,9 grados. En la estación de Agüimes los termómetros rondaron los 35,6 grados en el momento más frío del día. La misma estampa se repitió en la Aldea de San Nicolás, donde el mercurio no bajó de los 35,4. En otras localidades como San Sebastián de la Gomera, Puntagorda y Tijarafe también se observaron valores cercanos a los 35 grados incluso en plena noche. En la noche del sábado al domingo la situación se ha repetido en varias localidades más. Todos estos registros indican que, hoy por hoy, en España ya se están registrando noches más que infernales.

Cuarto pico de calor extremo

Este año ya se han registrado cuatro picos de calor extremo en España. El último, que ha provocado este incremento de las temperaturas tanto diurnas como nocturnas, empezó el pasado lunes y, en estos momentos, sigue avanzando tanto en el sur peninsular como en el archipiélago canario. A lo largo de esta semana se han registrado valores por encima de los 45 grados en varios puntos de España. En Valencia incluso se ha batido el récord histórico de temperaturas cuando el pasado jueves los termómetros marcaron 46,8 grados; unos 3,4 más respecto al récord establecido el 6 de julio de 1986.

La madrugada del jueves, la estación de Montserrat registró 30 grados

El calor diurno ha sorprendido una vez más por sus valores extremos. Pero las temperaturas nocturnas, aunque más moderadas, también han sido excepcionalmente altas para la época. En Catalunya, por ejemplo, esta semana en gran parte de las zonas costeras se han registrado noches tropicales (por encima de los 20 grados) y noches tórridas (por encima de los 25). En la noche del miércoles al jueves en Montserrat, a más de 700 metros de altitud, incluso se registraron 30 grados de madrugada. En el municipio de Panadella (Anoia) ese día también se registraron mínimas cercanas a los 30 grados. En ambos casos se trata de registros excepcionales incluso para esta época del año.

Calor extremo nocturno

Según apuntan los registros de la Agencia Estatal de Meteorología, las noches con calor extremo se han multiplicado exponencialmente en los últimos años. Se estima que las noches tórridas son 10 veces más frecuentes ahora que en los años 80 en el conjunto de las ciudades más pobladas de España. Esto implica que, hoy por hoy, menos una cuarta parte de la población española está teniendo que conciliar el sueño con temperaturas cada vez más altas durante el verano.

El aumento de las temperaturas nocturnas no solo se refleja en los termómetros. Los médicos advierten que las noches de calor extremo pueden agravar varios problemas de salud (tanto respiratorios como cardiovasculares), empeorar los trastornos del sueño (provocando problemas para conciliar el sueño y aumentando los casos de insomnio) y desencadenar problemas de salud mental (ya que, en condiciones de calor extremo, se observa un aumento de la irritabilidad, el estrés y el malestar emocional en la población general, así como un aumento de los ingresos psiquiátricos en pacientes con trastornos previos).

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