Movilidad compartida

La inteligencia artificial, el mejor amigo del Bicing: así ha cambiado el 'bicisharing' de Barcelona

La bici pública de Barcelona echa mano de la tecnología para avanzarse a problemas como la falta de disponibilidad en las estaciones o la recarga de baterías en apuros

El increíble desgaste de frenos y otras cosas que no sabías del Bicing

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La limpieza, el último paso en el taller del Bicing antes de que las bicicletas regresen al ruedo.

La limpieza, el último paso en el taller del Bicing antes de que las bicicletas regresen al ruedo. / Carlos Márquez Daniel

Carlos Márquez Daniel

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No falta mucho para que el Bicing celebre sus primeros 20 años de vida. Del mismo modo que un bebé se convierte en un niño y luego en un adolescente, la bicicleta pública ha experimentado su propio camino hacia la madurez desde su estreno en marzo de 2007, con aquella bici que primero fue azul y luego blanca y roja. Ahora, al borde de la mayoría de edad y tras una primera etapa en la que tocó aprender a base de golpes, el sistema tiene tres cosas a su favor: una red ciclable óptima, más de la mitad de la flota electrificada y cerca de 70.000 usuarios fieles de un total de 148.000 abonados.

Este diario ha visitado la sede de Pedalem Barcelona (la suma de Serveo y PBSC), la empresa que emplea a unas 70 personas y que en enero de 2019 desplegó la segunda versión del invento tras 11 años de gestión por parte de Clear Channel. El cerebro del Bicing es una suma de inteligencia artificial (IA), mecánica eficiente y hábitos ciudadanos vinculados a la movilidad. Es un día de lluvia, así que las cosas están tranquilas en la oficina.

La zona frontal de las bicis eléctricas del Bicing, punto de enganche y de recarga

La zona frontal de las bicis eléctricas del Bicing, punto de enganche y de recarga / Carlos Márquez Daniel

Recibe el gerente, Roger Junqueras, uno de esos jefes que abjuran de la corbata. Explica el camino recorrido en estos cinco años y analiza lo que está por venir. El Bicing cerró 2023 con cerca de 16,3 millones de viajes, lo que le convierte en el cuarto sistema de bici compartida más concurrido del planeta, después de los de París, Nueva York y Ciudad de México. A día de hoy, el servicio dispone de 3.000 bicis mecánicas y 4.108 eléctricas, con la idea de llegar a 2025 con 5.000 unidades asistidas y una flota de total 8.000 bicicletas. Esto implicará instalar 74 nuevas estaciones, ocho de las cuales estarán en Montjuïc. Seguirán quedando fuera del mapa, por las fuertes pendientes, el Carmel y Vallvidrera.

Sin geolocalización

Cualquier sistema de 'sharing' tiene dos retos principales: el mantenimiento y la redistribución de los vehículos. En el caso de Barcelona, porque así lo quiso el ayuntamiento, las bicis del Bicing no están geolocalizadas, como sí sucede en otras ciudades, la mayoría, de hecho. Se sabe la estación de origen y la de destino, nada más. Tampoco la empresa concesionaria tiene los datos personales de los abonados, que sí están en manos del consitorio. Pero sí conoce las rutinas de los usuarios, un torrente de información que la IA analiza para que el sistema funcione mejor.

Un usuario del Bicing pedaleando este agosto en Barcelona

Un usuario del Bicing pedalea junto a una estación / Ángel García Martos

Que más de la mitad de la flota esté electrificada es de gran ayuda para que las bicicletas regresen pedaleando a los barrios altos, algo que no pasaba con el anterior sistema, totalmente mecánico y con problemas de disponibilidad en las estaciones elevadas. "Nuestro 'software' -detalla Junqueras- sabe dónde y cuándo pueden faltar bicicletas en determinadas zonas y da la orden a las furgonetas para que empiecen a repartir las bicis. De hecho a las ocho de la tarde ya empieza a planificar los movimientos para que todo esté listo la mañana siguiente". No siempre se acierta, por supuesto, pero toma las decisiones en base a la experiencia acumulada. Y eso es un grado.

Adivinar el futuro

La inteligencia artificial también es la encargada de responder al usuario sobre la previsión de disponibilidad de bicis en una determinada estación. En base a todos los datos acumulados desde enero de 2019, el programa otea el futuro a 15 y 30 minutos para que el abonado sepa, no con absoluta certeza pero sí con una elevada probabilidad, si va a llegar una bici a su punto de origen. Para todo ello, Pedalem Barcelona usa el programa francés Qucit Bike, presente en otros 30 sistemas de bici compartida del mundo.

Cola de bicis a la espera de ser revisadas o reparadas, en el taller del Bicing

Cola de bicis a la espera de ser revisadas o reparadas, en el taller del Bicing / Carlos Márquez Daniel

También hay presencia de IA en la carga de bicicletas en las estaciones. Las que están por debajo del 20% ya no están disponibles al no poder garantizarse que estén operativas en todo un recorrido. En las paradas, el 'software' detecta las que están más bajas y las prioriza sobre las que están en mejores condiciones. Se intenta así evitar falta de bicis en las paradas, por unidades que están descargadas o bicicletas averiadas pendientes de retirar.

Menos pinchazos

Explica Junqueras que la tecnología y el mundo del ciclismo urbano han evolucionado mucho en estos cinco años. El modelo eléctrico Boost de Barcelona (es el mismo que se usa en Mónaco) ya no se utiliza para los contratos que la empresa, con otros nombres, ha ido ganando en ciudades como Corunya, Madrid, Valladolid y, recientemente, Zaragoza, lugares en los que se echa mano del modelo E-Fit, más evolucionado y con algo más de autonomía.

La rueda maciza trasera de las bicis del Bicing

La rueda maciza trasera de las bicis del Bicing / Carlos Márquez Daniel

Pero eso no significa que la bici sea la misma que en 2019. Quizás el cambio más significativo esté en la rueda trasera maciza, sin cámara. "Antes teníamos 1.200 pinchazos mensuales, ahora solo 400 y siempre de la rueda de delante", detalla Junqueras. La rueda compacta de la firma Tannus ha reducido mucho este tipo de avería, por eso la idea es que la delantera, a corto plazo, también abandone la cámara de aire de toda la vida. Está por ver si esto reducirá la cifra diaria de bicicletas que pasan por el taller, unas 250.

A día de hoy, cerca del 70% de los usos del Bicing corresponden a bicicletas eléctricas. Cada una de ellas realiza una media de entre ocho y nueve desplazamientos al día, por entre cuatro y cinco que registran las mecánicas. Preguntado por la posibilidad de crecer, Junqueras se encoge de hombros y apela al contrato con el ayuntamiento. Las mil bicis previstas para este año, de hecho, suponen una inyección de 2,8 millones de euros, montante que incluye la instalación de 74 nuevas estaciones. "No hay muerte de éxito a la vista, aunque si se permitiera el uso por parte de turistas, sin duda harían falta muchas más. Pero para la demanda ciudadana, sin duda podríamos crecer sin problema". Así lo estiman las cifras. Y la inteligencia artificial.

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